CARBONERAS
Si digo Carboneras, Pueblecico,
Si María José Pérez, Camarona
de la Isla de San Andrés,
huracán de voz, tiembla Algarrobico.
Algún tesoro esconde Carboneras
lejos de inalámbricas autopistas,
bendita sea la red de carreteras:
Cueva del Pájaro, mar a la vista.
Y la 'UE' versus la grúa común,
paciente agonía en lienzo de plasma;
pero que no se les pase el arroz,
pero que no se disfracen de atún.
El día que derriben el fantasma
me alquilo una suite Donde Caparrós.
Andrés Ramírez
Isla de San Andrés, diciembre de 2007 |
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En enero del 2000 la consejería de Medio Ambiente, dentro del marco Comunitario de apoyo de Europa, puso en marcha el proyecto “TELEPARQUES”, con el objetivo de fomentar el teletrabajo, favoreciendo así el tan anunciado “DESARROLLO SOSTENIBLE”. Los tres objetivos fundamentales del proyecto eran:
- Evitar que la juventud mejor formada emigrase a la ciudad.
- Propiciar el acercamiento de profesionales del mundo urbano a los espacios naturales.
- Crear nuevas economías en los municipios enclavados en espacios naturales protegidos que no fueran agresivas con el entorno.
Y… ¿en qué acabó dicho proyecto?”-. Me pregunté, hambrienta de empleo en este espacio natural donde deseo vivir sosteniblemente.
¡Bien!, si me atengo al refrán “a caballo regalado no le mires el diente”, este Parque fue afortunado, ya que aquí se inició el proyecto piloto proporcionando a Rodalquilar un Centro de Recursos Telemáticos; es decir, espacio con equipos informáticos y acceso a Internet, y en el cual también se puede asistir a cursos para desempleados, y ser atendidos por un personal dispuesto y amable.
Sin embargo, los refranes pueden ser muy sabios o muy limitantes y, señoras y señores, en este caso no podemos contentarnos con un caballo sin comprobar que el diente SEA DE ORO. ¡Vaya! No puedo creerme que el apoyo “dentro del marco comunitario” se redujera a un cursillo para formar a sólo 15 futuros tele-trabajadores, a quienes, por cierto, no se les ve tele-trabajar en el “CRT” con las supuestas empresas que colaboraban en dicho proyecto ni con esos equipos informáticos obsoletos que rumian... rumian… rumian y ru... la información para, más bien tarde que nunca, regurgitarla.
Pero volvamos a los objetivos INCUMPLIDOS del proyecto: ¿Se ha quedado la juventud mejor formada enganchada a un equipo del CRT, (o en el mejor de los casos ¡desde su casa!) a un tele-trabajo viviendo en un entorno natural, con unos vecinos provenientes del mundo urbano que felizmente estén tele-trabajando, viviendo en un entorno natural, y estamos todos felices porque el tele-trabajo haya fomentado el desarrollo sostenible y haya dado puntapié al proceso insostenible que se está llevando a cabo en este espacio en el que vivimos ? La portavoz de la Fundación FAFE, en Rodalquilar, me comentó que el proyecto no salió adelante porque el tele-trabajo es muy desconocido. ¡Bueno!, pero es que es desde las instituciones desde donde ha de partir el fomento de la cultura del tele-empleo a través de formación y políticas que favorezcan a las empresas colaboradoras que contraten a tele-trabajadores. ¿No? España es aún muy ignorante ante este yacimiento de empleo, que en otros países ha dado lugar también al autoempleo, y cuando Europa viene y nos echa una mano, a mí me huele que, o alguien la esconde, o la coge alguna vieja.
Una desempleada |