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El más flamenco
de los animales que habitan nuestro Parque es
sin duda el Phoenicopterus Ruber Roseus, o sea
el flamenco rosado. Estas aves espectaculares
de tamaño y plumas, aunque algo feas de
cara, por su grandísimo pico filtrador
de lodos, pueblan las salinas de Cabo de Gata,
sobre todo en invierno. Su figura estilizada y
sus movimientos rítmicos llaman la atención
de cualquier espectador.
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Foto:
Vuelo de flamencos, © AC |
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El
flamenco es una zancuda de gran tamaño, con
una envergadura de aproximadamente metro y medio,
plumaje de color blanco con zonas rosadas y negras
en las alas. Su largo cuello y su enorme pico le
hacen el rey de las zonas húmedas, ya que
llega más profundo que ninguna otra especie
de las que conviven en su habitat y filtra, con
las láminas corneas de su pico, gran cantidad
de lodos, en busca de su alimento. De ese filtrado
obtiene insectos, pequeños moluscos, crustáceos
y semillas, que son los principales componentes
de su dieta. Suelen comer en grupo, lo que les hace,
a ellos, más fácil el movimiento de
lodos y a nosotros más bella su observación. |
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Se aparean a partir
de febrero, exhibiendo unas danzas nupciales
de gran belleza y complejidad, que se realizan
en grupo, como si de una coreografía
artística y ensayada se tratase.
Una vez apareados, tienen tendencia a la
monogamia por períodos de varios
meses. Los nidos son troncocónicos
hechos de barro y restos orgánicos,
que recuerdan a los volcanes del planeta
del Principito. Suelen poner un único
huevo que es empollado por los dos miembros
de la pareja, bastante más equitativamente
de lo que estamos acostumbrados en los humanos.
Después de
un mes nace el pollo y es alimentado durante
unos treinta días por sus padres
con una secreción que, haciendo un
ejercicio de imaginación, pudiera
parecerse a la leche. Después se
independiza y se junta con otros jóvenes
como él, con plumajes mucho más
feos que los de sus mayores, en tonos pardos
y grises.
Desgraciadamente
nuestras salinas no son un buen sitio para
el anidamiento del flamenco y son muy raros
los pollos nacidos en nuestro Parque. Al
parecer, a los flamencos les afecta el exceso
de tránsito de personas que tenemos
por aquí, el ruido del cercano aeropuerto
de Almería, el proceso de extracción
de la sal y otras causas naturales; por
lo que tenemos que contentarnos con ser,
para ellos, un lugar de paso, de invernada
o de residencia estable para parejas sin
descendencia.
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Por suerte, el flamenco
rosado no está en peligro de extinción
y busca lugares más tranquilos para reproducirse.
Aunque este hecho nos debería hacer recapacitar
sobre algunas de las condiciones en que se encuentra
nuestro querido Parque Natural.
Esta bella zancuda de rancio abolengo, descendiente
del Ave Fénix y proclive al ballet, en
una versión tan estilizada que algunos
confunden con un simpático gusanito, fue
elegida por nuestra Asociación como logotipo
y nos representa desde hace años.
Mariano Torrero
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