Nuestro litoral posee una gran riqueza ecológica, a pesar de todos los factores que tiene en contra: contaminación, pesca ilegal y de inmaduros, presión urbanística excesiva, persistente erosión como consecuencia de una mala planificación de las obras que se realizan en la costa.

Este litoral tiene una Plataforma Continental que es la prolongación de las estribaciones de las Sierras Béticas bajo el mar. Alcanza de 5 a 10 kilómetros de anchura y posee fondos rocosos con gargantas y cañones submarinos poco arenosos, si los comparamos con la Plataforma Continental Atlántica que puede alcanzar hasta los 50 kms con fondos arenosos. Esto, además del hecho de que el Mediterráneo sea un mar cerrado, condiciona un ecosistema particular: se trata de un mar templado-cálido, por lo que la concentración de nutrientes es menor que en los mares fríos. A pesar de todo existe una gran variedad de flora y fauna.

Respecto a las Algas, encontramos un fitobentos (sujetas a los fondos) formado por una gran variedad de Algas Verdes, Algas Rojas y Algas Pardas. Suelen encontrarse en la zona de Pleamar unidas a los roquedos litorales y en fondos marinos donde alcanzan las radiaciones luminosas.

Igualmente encontramos un fitoplancton (algas microscópicas flotantes) en el que podemos ver Diatomeas, Dinoflagelados, Cocolitíneas, etc..., alcanzando una alta variedad, pero con bajas densidades de población comparadas con las de otros mares más fríos. Son, sin lugar a dudas, los Productores Primarios del mar.

En cuanto a plantas “superiores”, encontramos las Fanerógamas Marinas: Cymodocea sp. y Posidonia oceánica; siendo esta última muy llamativa porque forma praderas uniformes que resultan ser un ecosistema importantísimo para la vida en nuestros mares, de forma que, además de proteger el litoral de la erosión (con sus raíces sujetan el sustrato del fondo), proporcionan alimento, cobijo, sitio adecuado para la reproducción, etc., tanto a especies animales como vegetales de nuestros fondos marinos.

Por desgracia los últimos estudios científicos han comprobado que estas praderas de Fanerógamas están en franca regresión debido a la presión a que están sometidas (contaminación, pesca de arrastre, construcción de urbanizaciones y espigones costeros mal situados que alteran el equilibrio natural de aportes de arenas a las playas, etc.) La mayor o menor presencia de esta planta es un buen bioindicador del estado de conservación de nuestras costas.

La fauna es muy diversa: esponjas, corales, anémonas y ascidias, moluscos, erizos y estrellas de mar, crustáceos, así como peces, tortuga boba y algunos mamíferos como delfines y cetáceos, completan la riqueza faunística de nuestros mares.

Llamamos la atención sobre sus habitantes más característicos: moluscos como la lapa, la caracola, la cañaílla, el mejillón, la coquina, la almeja, así como el calamar, el pulpo y la jibia. Los crustáceos más comunes son camarón, gamba, cangrejo, etc…

Sin embargo, lo que sin duda enriquece nuestras costas, tanto biológica como económicamente, son los peces: la lisa, el sargo, la herrera, el zafio, el rascacio y el mero –cada vez más difícil de ver-.

ALIMENTACIÓN: se alimenta especialmente de pulpos, crustáceos, peces pequeños, calamares y camarones. Se alimenta al amanecer y al anochecer y son carnívoros voraces.

REPRODUCCIÓN: se reproduce de mayo a agosto. En fondos rocosos y grietas de rocas. Suele reproducirse cerca de los arrecifes. La puesta es pelágica.

COSTUMBRES: especie aclimatada al Mediterráneo. Especie sedentaria, realiza pocas migraciones, vive en zonas costeras y rocosas, también en praderas de posidonias. Especie solitaria. Es hermafrodita proterogino, a los 10-12 años cambia de sexo a macho. Puede irse a distintos fondos a buscar comida y luego volver para hacer la puesta.
Es cada vez más escaso por ser objeto de pesca submarina masiva.

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