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Los "Prestige" en las aguas del Parque

Son 60 kilómetros de costa y 12.200 hectáreas o, lo que es lo mismo, una milla marina, lo que está declarado protegido en el Parque Natural marítimo-terrestre de Cabo de Gata-Níjar. La experiencia del vertido del “Prestige” en la costa de la muerte gallega, nos hace preguntarnos a muchos, si realmente la franja marítimo-costera de este parque natural está protegida contra ese tipo de vertidos.

¿Quién vigila a los cientos de barcos mercantes que transitan todos los años frente a su litoral? ¿Qué administraciones son las encargadas de velar porque estos grandes monstruos del mar no limpien sus depósitos y sentinas frente a nuestras costas?

Foto: Dos cargueros delante de Los Escullos, © Amigos del Parque

El dato es muy alarmante. Durante el último año pasaron frente a estas costas 775 buques de banderas de conveniencia. Son barcos matriculados en países como Bahamas, Panamá o San Vicente, cuyos gobiernos no imponen ningún tipo de control a las condiciones de mantenimiento y a las cargas que transportan estos buques. La mitad de estos barcos transportan materiales peligrosos que, en caso de avería, pueden contaminar nuestro mar y nuestras costas.

Todos estamos cansados de ver que, cuando nos acercamos a alguna playa, en más de una ocasión se nos quedan pegadas, en la planta de los pies si andamos descalzos o en otras partes de nuestro cuerpo si se nos ocurre bañarnos y tumbarnos en la arena, las temidas manchas negras de alquitrán o petróleo, que los gallegos han puesto de moda con la palabra “chapapote”, pero que en Andalucía conocemos como “galipote”.
Las corrientes marinas de Poniente y Levante que azotan constantemente esta costa hacen una labor extraordinaria para luchar contra esta contaminación.

Los gobiernos central y autonómico mantuvieron hace unos años un enfrentamiento sobre el dominio de esta franja costera. Al final, la Consejería de Medio Ambiente es la responsable de vigilar las playas y acantilados, y los Ministerios de Medio Ambiente y de Agricultura y Pesca los que deben controlar las aguas que bañan este espacio natural.
El peligro es constante. Muchos de estos barcos se aprovisionan de combustibles derivados del petróleo en el puerto vecino de Cartagena, en la comunidad autónoma murciana.

Este verano la Asociación de Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar ha aplaudido la aparición de un barco de color blanco, perteneciente al ministerio de Agricultura y Pesca, y con matrícula de Vigo, que ha estado navegando por nuestras costas. Cuentan los marineros que han conseguido hablar con su tripulación que es el buque que se encargará de acabar con la pesca ilegal en la futura reserva natural de la Isla de Alborán, y mientras esto ocurre ha estado en Cabo de Gata realizando algunos ejercicios. También hemos visto que se amarraba al puerto de San José una zodiac que llevaba la enseña del Ministerio de Medio Ambiente. Pero a pesar de ser puesta en el agua a principios del verano del 2002, la embarcación no ha surcado las cristalinas aguas desde Almería hasta Carboneras.

A raíz del hundimiento en enero de una gabarra cargada de petróleo en la bahía de Algeciras, nos hemos enterado de que la Junta de Andalucía dispone de un dispositivo que vigila los vertidos. Se denomina Plan Territorial de Contingencia de Vertidos Marinos, cuyo objetivo es coordinar respuestas y medios en caso de catástrofe. El proyecto se basa en el principio de que un barco en dificultades debe ser refugiado en algún puerto para que el vertido se combata mejor y contempla además la elaboración de un catálogo de las zonas más vulnerables de Andalucía. Entre las que se encuentra este parque natural, el primero de la geografía nacional que fue declarado marítimo-terrestre.

Esperemos que nunca tengamos que presenciar en Cabo de Gata una imagen como la del “Prestige”, y que se adopten las medidas necesarias para que sus habitantes, sus visitantes, no tengan que soportar el desagradable encuentro de esas pegajosas manchas negras, para que no tengamos que vivir con el corazón encogido cuando avistamos un buque cruzando muy cerca del cabo, temiendo por un vertido incontrolado de hidrocarburo u otras sustancias tóxicas.

Antonio Hermosa

 

Cargueros fondeando

En el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar estamos acostumbrados a ver a grandes cargueros acercarse peligrosamente a la costa; cuando hay temporal o las condiciones climáticas son adversas algunos de estos barcos fondean en zonas resguardadas dentro de los limites del Parque.

Este invierno uno de estos grandes barcos fondeo en la ensenada de los Escullos, desde la playa se podía ver cómo la línea de flotación se hundía en el agua. Pese a que la Comandancia de Marina le negó el permiso para fondear en la zona, el carguero hizo caso omiso de la prohibición y estuvo anclado más de un día en la misma playa del Arco.

Suponemos que si, aparte de la prohibición, se penalizara gravemente este tipo de acciones, la desobediencia por parte de los capitanes de dichos barcos sería menor y se protegería realmente este espacio marítimo.

Amigos del Parque