Los activistas han comenzado
a pintar en toda la fachada del hotel el mensaje
HOTEL ILEGAL. La pintada gigante,
con letras de tres pisos de altura, ocupa una
superficie de 1.200 metros cuadrados e incluye
ventanas y balcones. Mientras, el Rainbow Warrior
permanece fondeado frente a la playa de El Algarrobico
y varias lanchas de Greenpeace han recorrido las
aguas de este tramo de costa protegida portando
pancartas con el mensaje HOTEL ILEGAL. DEMOLICIÓN
y RECUPEREMOS EL MEDITERRÁNEO.
Greenpeace viene denunciando
la falta de acuerdo entre las administraciones
central y autonómica para acabar con este
símbolo de la destrucción de las
costas mediterráneas como una de las principales
causas de que el hotel ilegal no haya sido demolido
todavía. La construcción del hotel
se encuentra en estos momentos terminada en su
exterior y a falta de unos pocos detalles en el
interior.
Han pasado dos años desde nuestra
primera denuncia. A pesar de los compromisos expresados
tanto por la Ministra de Medio Ambiente, Cristina
Narbona, como el presidente de la Junta de Andalucía,
Manuel Chaves, asegurando que el hotel se demolería,
las obras han seguido adelante este tiempo y nada
hace pensar que el hotel vaya a desaparecer de
esta playa ha declarado María José
Caballero, responsable de la Campaña de
Océanos de Greenpeace desde la playa del
Algarrobico.
Greenpeace considera culpables
a todas las administraciones implicadas. La falta
de coordinación entre la Junta de Andalucía
y el Ministerio de Medio Ambiente ha sido clave
para permitir que el hotel permanezca en pie.
A pesar de haber una confluencia de competencias,
estas dos administraciones no han trabajado conjuntamente
y el resultado ha sido un perjuicio claro tanto
para el medio ambiente como para los ciudadanos.
A día de hoy, el Ministerio de Medio Ambiente
sigue adelante con el dilatado proceso de expropiación
de los terrenos ocupados ilegalmente por el hotel
y sin llegar a un acuerdo con la empresa constructora,
Azata, que, además, se ha embarcado en
numerosas causas judiciales para dilatar el asunto
y poder pedir mayores reclamaciones.
Cada vez que uno
mira este macrohotel se da cuenta de que las administraciones
ambientales no están demostrando a los
ciudadanos que se toman en serio su trabajo. Ha
llegado el momento de pasar a la acción
añadió Caballero.
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"¡Algarrobico:
demolición ya!" |