Editorial

Este verano se ha polemizado con los balizamientos de algunas playas y zonas de costa del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, que han supuesto un cambio de estrategia de la administración autonómica para proteger el litoral de este paraje natural. La medida fue adoptada en una resolución por la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible el 9 de julio de este año. Se adoptaban medidas preventivas con carácter temporal durante el período estival en la franja marina para la conservación de hábitats litorales protegidos, la ordenación de las actividades de uso y evitar situaciones de riesgo para la seguridad o el bienestar de las personas. Durante la segunda quincena del mes de julio, el mes de agosto y los primeros días de septiembre, se han balizado la reserva marina del Arrecife de las Sirenas, las playas de Genoveses, Barronal, Mónsul, Media Luna, El Corralete y Los Muertos, y las calas de Enmedio, el Plomo, San Pedro y El Playazo de Rodalquilar, además de los afloramientos rocosos contiguos a La Isleta del Moro. La administración era consciente de que durante los últimos años las playas naturales del Parque estaban sufriendo una importante presión de embarcaciones que invadían la zona de baño y perturbaban la tranquilidad de los bañistas, poniendo en peligro la seguridad de los mismos al incrementar la posibilidad de accidentes.

Foto: Balizamiento en la playa de La Isleta del Moro © Juan Manuel Jerez

Desde hace tiempo la Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar había manifestado su preocupación por los fondeos incontrolados en zonas de baño en playas y calas no urbanas. Como se ha rumoreado, esta medida no ha sido impuesta por los grupos ecologistas, sino que ha sido adoptada por la administración competente. Ahora bien, estamos de acuerdo con llegar a consensos que permitan la convivencia entre los seres humanos y la naturaleza, para lograr que las actividades económicas que se desarrollan dentro de este espacio natural no dañen el medio ambiente. Es necesario regular las actividades náuticas, que se pueden desarrollar sin invadir las zonas balizadas. Hay que recordar que la normativa siempre ha prohibido fondear a menos de 200 metros de una playa o a 50 m. de una zona rocosa o de acantilado.

Creemos que es una medida acertada y que las balizas tienen que volver todos los veranos a estas zonas para favorecer su protección. También pensamos que se debe ofrecer una exhaustiva información a los usuarios de las embarcaciones y que se les indique dónde están los canales náuticos de las playas urbanas que pueden utilizar para el transporte de personas. No se puede seguir permitiendo fondeos a escasos metros de la orilla, en los mismos arenales de las playas. Y, por supuesto, se deben ordenar las embarcaciones que realizan trasporte de personas hacia las playas, como se lleva haciendo con otras actividades acuáticas como el uso de kayak y el buceo.

Una buena regulación de los usos supondrá siempre un beneficio para la economía local.

Antonio Hermosa
Vicepresidente de la Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

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