Editorial

Las Salinas artificiales, sobre un humedal natural, de Cabo de Gata, en explotación desde tiempos inmemoriales, eran unas de las pocas que mantenían su actividad industrial en la costa mediterránea española, produciendo 40 mil toneladas de sal cada año. Su explotación permitía el mantenimiento de un rico ecosistema donde vivían más de 100 especies distintas de aves, de las que un 70 por ciento utilizan las salinas como lugar de descanso en su proceso migratorio, Entre todas, destacan por su belleza y vistosidad, los flamencos. Las lluvias de la pasada primavera provocaron la caída de gran parte del túnel que lleva el agua de mar a las lagunas salineras. La falta de agua y el cese de la actividad económica han provocado que todo el ecosistema prácticamente haya desaparecido.

Foto: Estado de Las Salinas de Cabo de Gata en julio 2022 © Francisco Galvéz

En la última Junta Rectora del Parque Natural celebrada en los primeros días del pasado mes de julio, la Junta de Andalucía nos sorprendió asegurando que hasta finales del mes de mayo y principios del mes de junio no tuvieron conocimiento de la progresiva desaparición del agua de Las Salinas, a pesar de disponer de una plantilla de guardas forestales y biólogos que trabajan en la zona. En esa Junta Rectora, el responsable de la empresa Salins, encargada de la explotación de Las Salinas, indicó que habían barajado varias posibilidades para volver a introducir el agua y que habían decidido contratar a una empresa especializada para que liberara de escombros y sedimentos el túnel y permitiera de nuevo la entrada de agua.

Amigos del Parque denunció la situación en la Comisión Europea y en la Fiscalía de Almería -esta última denuncia fue archivada-. Nuestra asociación criticaba la lenta reacción por parte de la empresa y de los responsables de administrar y vigilar este espacio natural. La administración andaluza apremió a la entidad salinera a restablecer lo antes posible el suministro de agua y devolver la normalidad a este humedal, principal emblema del Parque Natural.

Nuestra mirada está fija en comprobar cómo y cuándo se vuelven a llenar de agua las 440 hectáreas que ocupan Las Salinas. Sabemos que se necesitarán meses para poder celebrar el regreso de los flamencos y el resto de las aves limícolas.

También instamos a la administración a crear y establecer soluciones paralelas que puedan ponerse en marcha si de nuevo se produce un colapso en la entrada de agua de mar a estas balsas artificiales, o ante una posible decisión de la empresa explotadora de paralizar la actividad. Esta solicitud ya se realizó hace varios años, cuando la anterior empresa que trabajaba en la zona decidió suspender los trabajos al entender que no resultaban rentables la producción y extracción de sal. La filosofía es clara, estas salinas son un accidente geográfico generado por la propia naturaleza que, desde hace cientos de años, fue utilizado por la mano del hombre para la obtención de sal, y que supone un importante ecosistema para el mantenimiento de numerosas especies de aves zancudas y limícolas que viven en estas lagunas saladas.​

Antonio Hermosa
Vicepresidente de la Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

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