Cartas y opiniones
Esta revista pretende ser un medio de expresión abierto y plural, por lo que la Asociación y la redacción no se identifican necesariamente con las opiniones de las cartas y/o colaboraciones esporádicas que se publican en estas páginas.
Las ruinas de Rodalquilar
Rodalquilar es una localidad tranquila, limpia y bien cuidada en un entorno natural extraordinario. Es un pueblo distinto a los de la zona, con la impronta de lo que fue la industria minera que lo vio nacer, imprimiéndole carácter y fisonomía. Sin embargo, llegando desde La Amatista lo primero que se percibe es ruina y desolación. Como restos de un bombardeo o de una batalla, en este caso, contra la estulticia institucional. Es lo poco que queda del barrio minero, de cuando Rodalquilar superaba el millar de vecinos y disponía de toda clase de servicios. Un conjunto de casas y calles que la empresa nacional Adaro construyó para proporcionar una estancia digna a sus trabajadores y que hoy son pasto de hierbajos, lagartos y grafiteros.
Cuando pasaron a manos de la Junta de Andalucía, mediante compra a Adaro a través del ministerio de Industria, se decidió convertirlas en ruinas para impedir que las personas que las ocupaban y que carecían de escrituras, siguieran entrando en ellas, después de varios intentos de desalojo. La idea, y lo que se vendió en su día, era convertir la zona en Villa Turística.
Hay quien opina, y con razón, que sería un buen lugar para la instalación de un centro cultural de referencia en la zona. Pero, a juicio de quien esto escribe, se debería retomar la primitiva idea de la Villa Turística integrada en la red de Villas Turísticas de Andalucía y dedicarla sobre todo a la organización de congresos y otras celebraciones, una actividad ausente en la zona, que, además de reforzar la frágil economía local y contribuir a la desestacionalización de la actividad económica del Parque, atraería a un turismo sostenible y de calidad reportando algunos beneficios económicos que se invertirían en el mantenimiento y mejora del Parque.
Y si, además, se recuperan y reconstruyen las instalaciones mineras que se dejaron perder, mejor que mejor.
Juan Manuel Jerez