Vida natural

El Litoral del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar y el cambio climático:
estimaciones y perspectivas de futuro I

Para un ciudadano de a pie el cambio climático es una sensación perceptible pero no cuantificable. Para ello está la comunidad científica internacional (CCI) que se afana en los últimos años en valorar las transformaciones que se están produciendo a escala global. No hay duda que el clima está sufriendo variaciones, debido al aumento de la temperatura, hecho que en la Historia Natural ha ocurrido en otras épocas. Lo que sorprende a los científicos es la velocidad de estos cambios en las últimas décadas y las implicaciones que pueden conllevar.
De igual modo el nivel medio del mar (NMM) también esta incrementándose, situación de la que hay constancia histórica en relación a multitud de factores entre los que resultan claves los movimientos eustáticos e isostáticos. Lo que de nuevo abruma a los científicos es la rapidez del proceso y sus inevitables implicaciones, ambientales, sociales y económicas.
Y en ese afán por medir las variaciones y encontrar soluciones al problema, hay un consenso en la CCI en determinar que estas modificaciones se deben a la emisión y contaminación de la atmósfera por gases que generan el efecto invernadero.

La temperatura es una de las variables esenciales en el engranaje del clima. Su variación altera todos los mecanismos que lo regulan. Es como si una pieza de un motor dejase de funcionar o funcionase de forma anómala. Todo el conjunto se vería afectado, perdiendo su equilibrio y, en el peor de los supuestos, colapsando. Y, es eso, precisamente lo que está ocurriendo.

El clima está cambiando porque algunas de sus variables se han alterado, abriendo un nuevo escenario de interacciones con modificaciones en los campos de presión atmosféricos, en los flujos de masas de aire, en la variación de las corrientes marinas y en el comportamiento térmico de las distintas regiones climáticas de la Tierra.

Una consecuencia directa de ese incremento térmico es el deshielo de los polos y de la criósfera con implicaciones en los niveles del agua marina que aumentan su volumen y ascienden. Como dije, fenómenos de los que hay constancia anterior en la Historia Natural del planeta, pero no de su velocidad actual.

Ciñámonos ahora a nuestro territorio y en concreto al Parque Natural Cabo de Gata-Níjar y hagámoslo analizando tres variables: la temperatura ambiente, la temperatura del Mar Mediterráneo y el ascenso medio del nivel del mar. Hay constancia demostrada de sus incrementos y también, como nos avisan los científicos, que esa modificación va a tener serias repercusiones en todos los ecosistemas marinos y terrestres de este gran espacio geográfico.

Nosotros nos vamos a centrar en los cambios físicos que se pueden derivar de estos incrementos y de su proyección futura, de acuerdo a los últimos datos aportados por la CCI.

1. AUMENTO DE LA TEMPERATURA MEDIA DEL MAR MEDITERRÁNEO
El clima en la cuenca Mediterránea está cambiando a un ritmo mayor que en el resto de las regiones del mundo. La temperatura media ambiente y la temperatura del propio Mar Mediterráneo es en la actualidad 1,5 ºC más alta que en la época preindustrial.

Se prevé que hacia el horizonte cronológico 2100 este aumento siga creciendo en una horquilla que va desde los 0,9 ºC a los 5,6 ºC, dependiendo del escenario que se escoja de concentraciones en la atmósfera de gases de efecto invernadero, esto es el RCP 2.6 como el más benigno y RCP 8.5 como el escenario de emisiones más agresivo.

En cuanto a la temperatura superficial media del mar, también se prevé que a lo largo del siglo XXI aumente entre 1,1 y 3,8 ºC, dependiendo igualmente del escenario de emisiones al que asistamos a lo largo de esta centuria.

El aumento de la temperatura del mar está teniendo y va a provocar en el futuro diversas implicaciones en el propio clima de la cuenca Mediterránea.

Fuente: Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM, 2019)

DANAS
La evidencia más clara es que el aumento de temperatura del mar fortalecerá la denominada ciclogénesis mediterránea e incrementará la potencia y recurrencia en el tiempo de los episodios de tipo DANA, es decir, las temidas gotas frías del ámbito mediterráneo usuales en nuestra historia climática (están documentadas desde el s. XI), pero que, a partir de ahora, serán más frecuentes y reiterativas y con mayor capacidad de destrucción.

¿Por qué? Cabe preguntarse.
Pues porque dos de los factores esenciales para su formación, como es la temperatura media del mar y la humedad, se han incrementado y lo han hecho de manera preocupante.
Las gotas frías se forman cuando masas de aire antagónicas y a distinta altura se encuentran. Esto ocurre porque la corriente en chorro o Jet Stream produce curvaturas o meandros en otoño y en primavera de las que se desgajan embolsamientos de aire frío que ingresan en un ambiente más cálido generando situaciones de gran inestabilidad atmosférica.
Esta anomalía climática se resuelve con la ascendencia convectiva de masas de aire muy húmedas y cálidas. Se forman así grandes cuerpos de cumulo-nimbos que generan copiosas lluvias torrenciales, siendo una de sus principales características un comportamiento errático, por lo que su predicción de movimiento y su potencia son difícilmente previsibles.

Fuente: AEMET

Para que se forme una gota fría se requiere:
– Alta temperatura del Mar Mediterráneo.
– Llegada de masas de aire frío en altura, desgajadas de la corriente en Chorro o Jet Stream, situación que se suele dar fundamentalmente a finales del verano y principios del otoño debido a la circulación meridiana de este flujo del oeste.
– Vientos del Este cargados de humedad, desde el mar hacia la costa.
– Presencia de relieves costeros que favorecen los disparos verticales, es decir, la rápida ascensión de aire muy cálido y húmedo a niveles altos de la atmósfera.

Estos son los factores que favorecen su formación. El resultado, como conocemos, la descarga concentrada de fuertes lluvias en periodos muy cortos de tiempo.
Ante la mayor frecuencia y potencia de este fenómeno natural de alta capacidad morfogenética cabe proceder a reflexionar sobre la siguientes observaciones:
El problema, o mejor dicho, el gran problema, es que en los espacios litorales los sistemas de drenaje en zonas urbanas han sido modificados por la acción humana, eliminando, temerariamente, cauces, estrechando ramblas o taponando con edificaciones e infraestructuras frentes costeros que históricamente han actuado como áreas de evacuación de caudales fluviales al mar.

Veamos un caso que ejemplifica extraordinariamente lo que intento comunicar:
Situémonos en la barriada costera de San José dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Contemplemos ahora la imagen del vuelo americano de 1957. Como se puede comprobar, la salida al mar de la rambla del Fraile ocupaba toda la llanura de sedimentación donde hoy se ubica la mayor parte de las viviendas de este antiguo núcleo de pescadores. Con ello quiero decir que a los problemas que nos depara el futuro se van a sumar los desaciertos del pasado. En la actualidad ese cauce ha sido constreñido a la mínima expresión y protegido por pequeños muros de contención que no garantizan la protección de este núcleo urbano, toda vez que sabemos que el fenómeno DANA va a ser cada vez más potente y recurrente en el tiempo.
Este mismo problema se puede extender al resto de núcleos urbanos del Parque, colindantes con el mar, tales como Agua Amarga, Las Negras, Cabo de Gata o La Isleta del Moro.

Fuente: Google Earth

Foto: Después de la DANA de septiembre 2019 en San José © PGC

Foto: Después de la DANA de septiembre 2019 en San José © PGC

POSIDONIA OCEÁNICA
Otra de las consecuencias del aumento de temperatura del mar es la alteración de uno de los ecosistemas más emblemáticos del Parque Natural. Me refiero a las praderas de Posidonia oceánica. Como sabéis se trata de una planta marina endémica del Mar Mediterráneo de alto valor ecológico y unas cualidades excepcionales, a saber:

• Produce O2 y fija CO2.
• Protege la costa contra la erosión.
• Retiene y produce sedimentos biogénicos a razón de 90 gr/m2/año frente a los 0,07 gr/m2/año de otros espacios costeros sin vegetación submarina.
• Aumenta la transparencia del agua.
• Constituye un magnífico hábitat para numerosas especies, generando auténticos bosques submarinos de gran biodiversidad, dando cobijo a más de 1.000 especies de peces, moluscos y crustáceos y 400 especies de plantas.

El principal factor de riesgo para la Posidonia es el aumento de la temperatura superficial del agua del mar como consecuencia del calentamiento global. Esta planta es muy sensible a los incrementos de temperatura.

La Posidonia oceánica requiere para su óptimo crecimiento luminosidad, aguas cristalinas libres de contaminantes, lechos marinos arenosos entre los 0,5 y 40 m de profundidad y una temperatura media del agua que varía entre los 10-28 ºC. Como se ha demostrado en recientes estudios, por encima de este umbral de 28 ºC, las tasas de mortalidad de esta planta se disparan por stress térmico. Entre 1982 y 2019 ha habido un aumento de 1,2 ºC de la temperatura superficial del mar Mediterráneo, situándose en la actualidad en una media anual de 17,9 ºC.

Fuente: Elaboración propia © ARVML

Foto: Pradera de Posidonia © JMJH

Tal y como muestra el gráfico adjunto, las temperaturas medias máximas están muy próximas al umbral límite de supervivencia de la Posidonia.
Ya hay zonas en el Mediterráneo Oriental donde este límite se ha sobrepasado. La alteración y destrucción de esta joya de nuestra naturaleza tendrá multitud de consecuencias tales como la pérdida de biodiversidad y de recursos pesqueros.

A nivel hidrodinámico, la Posidonia actúa como un excelente aliado de las playas al evitar su erosión. Veamos esta particularidad con más detalle.
– La Posidonia atenúa la energía de los oleajes antes de alcanzar la playa, disminuyendo así su capacidad erosiva.
– La concentración de hojas muertas de posidonia en el estrán de la playa, los denominados “arribazones”, también actúan de colchones defensivos ante los embates del mar, reduciendo su poder erosivo.
– Además de fijar los sedimentos en el lecho marino, la Posidonia es una fuente de alimentación de material sedimentario para las playas, al suministrarle sedimentos biogénicos, tales como restos esqueletales, fragmentos de conchas y caparazones. Detengámonos en este punto.
Si consideramos que las aguas marinas del Parque cuentan con 1.084 ha de Posidonia oceánica, estas praderas generan 975,6 t de sedimentos biogénicos al año que pasan a engrosar el sistema playa, es decir, 610 m3 anuales. Su pérdida por tanto restaría una importante fuente de alimentación sedimentaria a las playas y calas de este espacio litoral.
Por último, el aumento de temperatura del mar también es responsable de la expansión térmica del agua incrementando su volumen y su nivel medio. Este fenómeno se suma a otros factores que se resuelven, como más adelante veremos, con un incremento del nivel medio del mar.

Dr. Alfonso Rafael Viciana Martínez-Lage
Doctor en Geografía, Premio extraordinario de la Universidad de Granada en 2001

Notas:
RCP (Sendas Representativas de Concentración): Nivel de concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero. En función de esta concentración se establecen 4 escenarios de cara al futuro, teniendo en cuenta la respuesta o no de los gobiernos a través de acuerdos internacionales. Las proyecciones se realizan a 2050 y 2100.
– RCP 2.6: Disminuye la concentración.
– RCP 4.5: Se mantiene estable.
– RCP 6.0: Crece.
– RCP 8.5: No se hace nada y se dispara.
MOVIMIENTOS EUSTÁTICOS: Cambios del nivel del mar a largo plazo por la variación en el volumen de agua. Se produce por procesos térmicos de dilatación-contracción del agua del mar y por las glaciaciones. La última glaciación fue la de Würm que supuso a nivel global un descenso de 120 m del NMM (finalizó hace 10.000 años).
MOVIMIENTOS ISOSTÁTICOS: Movimientos verticales de la corteza terrestre.
FORZAMIENTO RADIOACTIVO: Diferencia entre la cantidad de calor que entra en la Atmósfera y la que sale de ella. Si es (+) calienta el planeta y si es (-) lo enfría.

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