Vida natural

Riesgos para la salud de las inundaciones

Ahogamiento e hidrocución son los riesgos más inmediatos para la salud en las inundaciones, pero no los únicos.

Las condiciones generadas por las inundaciones exponen a la población a diferentes riesgos para la salud en las zonas afectadas como consecuencia del agua desbordada y todo lo que le acompaña, como cables del tendido eléctrico caídos, desechos humanos y de ganado, desechos domésticos, médicos, industriales, residuos de ceniza de carbón que pueden contener compuestos cancerígenos como arsénico, cromo y mercurio; residuos agrícolas con restos de pesticidas y otros contaminantes. También objetos físicos como maderas, plásticos, vehículos y escombros y animales salvajes o callejeros y microorganismos, algunos patógenos.

Problemas inmediatos

Entre los diferentes problemas que pueden afectar a la salud humana de forma inmediata están el ahogamiento y la hidrocución, con gran riesgo para la vida si no son atendidas de inmediato por servicios de emergencias.
La hipotermia es otra situación grave que puede aparecer por permanencia en el agua durante algún tiempo, un problema que no tiene más solución que salir o ser sacado del agua, quitarse la ropa mojada, secarse, abrigarse y acudir inmediatamente a un hospital, o ser atendido por los servicios de emergencias. En todo caso, es importante que la población tenga conocimientos y algún entrenamiento sobre reanimación cardiopulmonar y primeros auxilios.
También pueden producirse traumatismos de diversa consideración, desde traumas graves con pérdida de conciencia, que aumentaría el riesgo de ahogamiento si ocurren en el agua, hasta contusiones y heridas de diversa consideración, estas con gran riesgo de infección si tienen contacto con el agua sucia y portadora de gérmenes patógenos. La administración inmediata de primeros auxilios puede ayudar a sanar heridas pequeñas y prevenir infecciones. Antes de atender las heridas hay que lavarse bien las manos con agua y jabón o gel hidroalcohólico y, si es posible, usar guantes desechables; retirar la ropa sucia y accesorios alrededor de la misma; si sangra abundantemente, presionar directamente sobre la herida con una gasa seca, durante unos 5 minutos sin levantar la mano, si la sangre empapa la gasa, aplicar una nueva encima, sin retirar la anterior; si a pesar de la compresión sigue sangrando, será necesario acudir a un centro sanitario. Limpiarla con suero fisiológico si se dispone de él, si no, con agua limpia o embotellada y jabón; secarla, sin frotar, con gasa, venda o paño limpio; aplicar un antiséptico adecuado para heridas (clorhexidina, povidona yodada…) y cubrir con una venda o un pañuelo limpio. Si hay algún objeto clavado no extraerlo, podría aumentar el sangrado; una vez limpia y desinfectada la herida, cubrirla alrededor del objeto clavado y acudir lo más rápidamente posible a un centro sanitario. Revisar la herida cada día; si presenta signos de infección como enrojecimiento, inflamación, sangrado o secreciones, acudir a centro sanitario.

Riesgo de infecciones

En el corto y medio plazo, las inundaciones graves generan entre las personas que se mueven por las áreas inundadas o que han estado inundadas, un riesgo de epidemias o intoxicaciones debido a la contaminación del agua potable por el arrastre de excrementos de animales presentes en el suelo, el desbordamiento de las aguas residuales o la falta de agua potable y saneamientos suficientes, por contaminación de los alimentos, del suelo y otras superficies.
Algunas de las enfermedades infecciosas que pueden verse favorecidas por la inundación son:

Leptospirosis. Es una enfermedad bacteriana que afecta a humanos y un amplio rango de animales. Puede transmitirse por piel y mucosas a todas las personas que entren en contacto con el agua de la inundación o con la tierra o agua dulce contaminada, también al beber de fuentes de agua posiblemente contaminada, como agua de inundaciones, arroyos, ríos o agua del grifo que no sea segura para tomar y comer alimentos que hayan estado expuestos a agua contaminada o que puedan haber sido orinados por animales infectados. Puede causar afecciones graves, como insuficiencia renal o hepática, meningitis, dificultad para respirar o sangrado en los pulmones.

Tétanos. Es una enfermedad bacteriana que puede producirse por objetos contaminados presentes en aguas de inundación, no es necesario que estén oxidados ni el óxido por si la produce si el objeto no está contaminado por la bacteria Clostridium tetani, que puede sobrevivir en la tierra y en heces de animales. Produce un espasmo doloroso de los músculos pudiendo conducir a un bloqueo de la mandíbula. Se valorará por un profesional sanitario la necesidad de vacunación en función del tipo de herida, el estado vacunal y del tiempo desde la última dosis de vacuna de acuerdo a las recomendaciones existentes. Si aparecen los síntomas acudir inmediatamente a un hospital.

Gastroenteritis e infecciones gastrointestinales. El consumo de agua o alimentos contaminados por Salmonella, Escherichia coli, y Shigella, pueden provocar gastroenteritis aguda con fiebre, diarreas, vómitos y dolor abdominal, aunque suelen desaparecer por sí solos y cuyo manejo consiste en mantener unos niveles de hidratación adecuados. Acudir al médico si persiste la fiebre, la diarrea es sanguinolenta, el dolor abdominal es muy intenso o existen signos de deshidratación.

Hepatitis A. El virus se transmite principalmente por vía fecal y oral con un periodo de incubación entre 14 y 28 días. Los síntomas pueden incluir fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, coloración oscura de la orina coloración amarillenta de la piel y mucosas.
Enfermedades transmitidas por mosquitos. El agua estancada tras las inundaciones puede crear sitios adecuados para la reproducción de mosquitos, pudiendo transmitir enfermedades como dengue, chikunya, zika, fiebre amarilla y el virus del Nilo. Es fundamental establecer estrategias eficaces de control de mosquitos y protección individual.

Otros cuadros clínicos, como neumonía, meningoencefalitis aguda, fiebre con exantema, sepsis o agrupación de casos que presentan signos y síntomas comunes y diferentes a los anteriormente vistos.

Foto: Inundaciones © Pilar G. Carranza​

Foto: Inundaciones © Pilar G. Carranza​

Como prevenir complicaciones

Cuando no se puedan evitar las áreas de aguas estancadas se debe utilizar zapatos o botas de protección, preferentemente de goma, y ropa larga que proteja la piel y se cambiará cada día. Proteger nariz, boca y ojos de salpicaduras de agua contaminada y otras sustancias, usando protección ocular y mascarillas, preferentemente FF2 o FF3, que son las que mejor protegen de fuera hacia dentro y pueden ser con válvula para facilitar la respiración. Usar guantes y quitarlos antes de comer, usar el móvil o tocarse la cara; es conveniente aprender la técnica de retirar los guantes sin exponer las manos a la contaminación*, de todos modos lavarse bien las manos después de quitarlos.
Evitar consumir alimentos que hayan estado en contacto con el agua de la inundación y que hayan podido haber tocado los roedores; priorizar alimentos que se puedan pelar o cocinar o los que vienen en latas o envases impermeables. Es esencial una correcta higiene de manos antes de comer o preparar alimentos.
Un punto clave en la prevención de enfermedades tras inundaciones es el control riguroso del agua potable. Consumir agua embotellada o tratar el agua para hacerla segura de beber y lavar bien los alimentos.
Limpiar las paredes y suelos con agua y jabón, y realizar una desinfección posterior con agua y lejía.

¿Cuándo se debe acudir al médico?

Otro problema que puede producirse en las inundaciones de cierta magnitud es la sobrecarga de los servicios sanitarios, incluso la dificultad de acceso a los mismos por afectación de sus instalaciones, por lo que hay que hacer un uso racional de los mismos. Habrá que acudir lo más pronto posible cuando aparezcan signos de complicación del estado de salud. El principal síntoma es la fiebre elevada y constante. Además, tener vómitos intensos o persistentes, aparición de elementos anómalos en las diarreas o vómitos, cambio de color o heces de color blanco, disminución o color oscuro de la orina, dolor abdominal intenso o dificultad para respirar. Además, se debe vigilar si aparecen erupciones rojas en la piel, coloración amarillenta de la piel o de los ojos, pústulas, dolor de cabeza intenso, aparición de rigidez de cuello, confusión, desorientación o agitación, estrés o ansiedad fuera de lo habitual o cualquier otro síntoma que esté fuera de lo habitual en cada persona.

Juan Manuel Jerez

*Retirar los guantes sin exponer las manos a la contaminación: https://www.youtube.com/watch?v=8RalR51JR7s

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