Cartas y opiniones
Esta revista pretende ser un medio de expresión abierto y plural, por lo que la Asociación y la redacción no se identifican necesariamente con las opiniones de las cartas y/o colaboraciones esporádicas que se publican en estas páginas.
Motos acuáticas
Estimados Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata,
Este verano me ha llamado la atención la considerable cantidad de motos acuáticas que he visto en las playas almerienses, Parque Natural incluido, y en zonas de playas no urbanas (por ejemplo, en la playa cercana a Las Salinas). Lamentablemente parecen haberse puesto de moda: solo una de ellas ya produce un ruido atronador que altera por completo la paz que suele reinar en este entorno natural; y diría que incluso alteran el paisaje al circular a tal velocidad… imaginemos cuando pasan, por ejemplo, varias seguidas. Creo que el uso de estos vehículos debería estar absolutamente prohibido, vigilado y cortado de raíz en un parque natural; pues causa contaminación acústica y probablemente también de otros tipos. En mi opinión creo que incluso se deberían prohibir en playas “normales” (situadas fuera del Parque); o bien restringir su uso si es que ello es posible, pues se escuchan desde la arena aunque estén más allá de la zona balizada, tal es el ruido que hacen. Y una playa pierde mucha calidad cuando de repente más que el sonido del mar y la brisa casi parece que estés escuchando el de una carretera nacional. Saludos afectuosos
Isabel A.
El “hotel de los Genoveses” y la gente
El pasado verano la estrella informativa ha sido el proyecto de hotel en los Genoveses que nos dejaron caer a principio de la desescalada. Lo que no esperaban los promotores ni las autoridades que lo apoyan es la reacción de la sociedad contra tan desafortunado plan. La difusión dada al tema a través de las redes sociales y la petición de firmas contra el proyecto quizás sean las causas de que la prensa nacional se haya interesado por el tema hasta conseguir una difusión inesperada. La pelota está ahora en el tejado de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Níjar: si escucharan el clamor de miles de personas o cederían a los intereses lucrativos de un empresario. Sea cual sea el resultado hay que agradecer a todos los que se han movido por ello, quienes han firmado, compartido, difundido y trabajado para que el paraje de los Genoveses continúe siendo un espacio tan singular.
Manuel Hernández
Foto: Playa de Los Genoveses © JMJH
El Cabo de Gatos
Hace algún tiempo aparecieron unos carteles anunciando una campaña de captura, esterilización y suelta de los gatos ferales. A día de hoy se ven más gatos que antes y sin esa marca en las orejas que decían era signo de que habían sido esterilizados. Parece que la campaña o no se llevó a cabo completamente o se suspendió o no ha dado resultado, pues las colonias de gatos sueltos abundan y crecen exponencialmente.
También salió una normativa que regula, entre otras cosas, a los alimentadores de gatos y establece que se dispondrá de comederos para tal fin (art. 16.6) y no dudamos que muchos alimentadores se atienen a esa normativa, pero hay alimentadores por el procedimiento del “espurreo”, esparciendo sin control comida en cualquier lugar público, cercano a viviendas y a donde acuden gatos, haya comida o no, que se cuelan en patios y viviendas cercanas produciendo daños y suciedad, dejando la zona con ese olor acre, penetrante y pestilente que llamamos “olor a gato”.
Guste o no, son animales salvajes, sin higiene, sin vacunas y sin control veterinario, que pululan por donde quieren y, por tanto, puede ser transmisores de parásitos y enfermedades como toxoplasmosis, salmonela, toxocariasis, etc.
Foto: Campaña de esterilización © JMJH
Los gatos sin control, incluso los caseros que salen por su entorno, se constituyen en fauna invasora sin papel ecológico en el área, contribuyendo a la disminución del hábitat al provocar un elevado impacto sobre la fauna autóctona, lo cual es de suma importancia en un parque natural. Además, la disminución de algunas aves y pequeños reptiles, grandes devoradores de insectos, aumenta la presencia de moscas y mosquitos muy molestos y potenciales transmisores de enfermedades.
No parece que sea muy oportuno proteger a toda costa esas colonias felinas callejeras, cuyos miembros se reproducen sin control hasta constituir una seria amenaza para el medio ambiente, se plantea la necesidad de controlar estas poblaciones para lo cual las administraciones públicas medioambientales, sanitarias y municipales, deberían establecer un plan efectivo de control de estas colonias, recogida y esterilización de gatos vagabundos. Que no están las cosas para jugar con la salud.
Un vecino de San José