Planta de microalgas de Endesa

Después de varios años de experimentos, la Central Térmica de Endesa en Carboneras, perteneciente al grupo italiano Enel, ha decidido construir y poner en marcha una planta industrial de microalgas dentro de sus instalaciones.

Según publica La Voz de Almería, en el proyecto participan siete socios: el Centro Tecnológico Ainia, el Centro de Investigaciones Biológicas (perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas), el Mar de Cristal Marilum (empresa de hostelería afincada en Cádiz), Neoalgae MicroSeaweeds Products (que es un centro de empresas de innovación del Principado de Asturias), Novatec (empresa de procesos y arquitectura empresarial) y la Universidad de Cádiz, junto a la multinacional eléctrica (ENDESA-ENEL). El objetivo: producir microalgas marinas a escala industrial para crear bio-componentes alimentarios para el consumo humano.

Las microalgas, que serán criadas, cultivadas y comercializadas en Carboneras, reúnen una serie de características que hacen de esta industria un negocio rentable. Con las microalgas comenzó la vida en la tierra. Gracias a ellas, se generó el oxígeno y el fitoplacton. Las microalgas son organismos vivos capaces de captar el dióxido de carbono, C02, y transformarlo en alimento y en aire limpio.

En los últimos años, gracias a las altas cantidades de horas de sol, medio fundamental para el crecimiento de estos microorganismos, se ha llevado a cabo el experimento en la planta de Carboneras. Unos grandes recipientes circulares transparentes, unas probetas gigantes, de casi tres metros de altura, han alojado y permitido el crecimiento de estas microalgas. En ellas se han alojado también siete variedades distintas de agua dulce y salada, el otro elemento fundamental para el desarrollo de estos microorganismos.

Foto: Central Térmica de Endesa © JMJ

Todo comienza en un cuarto o cepario donde, en pequeñas balsas con agua, que está en continuo movimiento y ebullición, nadan los flagelos. Destaca la especie nannochloropsis, de la que se obtienen unos pigmentos que se utilizan para los marcadores tumorales en los hospitales y de la que se extrae y procesa la proteína vegetal omega 3.

Cuando los flagelos de las microalgas Spirulinas crecen, son trasladados a otras balsas con dióxido de carbono, denominados fotobioreactores, o bien a probetas gigantes para que naden plácidamente, mientras reciben el sustento que les proporciona una cierta cantidad de rayos de sol. Posteriormente se trasladan al laboratorio para su cosecha. Se seca el producto y se empaqueta para su posterior distribución. De momento, con este producto, la empresa asturiana Spir Agro fabrica fertilizantes naturales.

Endesa ha acordado suministrar también microalgas a las empresas Biorizon y Vellsam para la obtención de bioestimulantes para los invernaderos. Las microalgas también se utilizan en las industrias de fabricación de cosméticos y en la purificación de aguas.

Desde finales del siglo pasado, muchos científicos e investigadores pusieron sus ojos en Almería para iniciar las investigaciones en torno a estos microorganismos. Hace 40 años, el Instituto Gregorio Marañón de Madrid se fijó en el valor del sol de Almería. La empresa Pescanova intentó también poner en marcha una fábrica de microalgas en Cabo de Gata. En la planta solar de Tabernas llevan 30 años experimentando con ellas. La Universidad de Almería o el Centro de Experimentación de las Palmerillas, propiedad de Cajamar, representan otros laboratorios que están experimentado con este alimento, que ya es una realidad.

Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar

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