Impacto paisajístico del dedo pulgar de un gigante en la costa de Almería

En La Voz de Almería del 20 de enero Antonio Fernández nos informa de unos montajes fotográficos que el consorcio de empresas Mar de Ágata ha publicado en su página web, para mostrar el impacto paisajístico de los aerogeneradores marinos en el entorno del Parque Natural de Cabo de Gata.

Los montajes fotográficos pretenden mostrar los aerogeneradores tal como se verían en el mar desde distintos puntos de la costa de Cabo de Gata y Mojácar. En el periódico -y en el propio estudio- leemos que, gracias a los fotomontajes, “el usuario obtiene una versión objetiva y fidedigna de cómo se vería Mar de Ágata … y permite evidenciar la compatibilidad del Parque [eólico] con su entorno [el Parque Natural] incluso en sus distancias más cercanas a la costa”*.

Ante esta noticia hay que preguntarse si de verdad es “objetiva y fidedigna” la versión de impacto paisajístico que nos muestran sus promotores. Podemos adelantar ya la respuesta: no lo es, el montaje fotográfico de los promotores no es una “versión objetiva y fidedigna” del paisaje marino que veríamos desde el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar o Mojácar. Por el contrario, es una creación interesada que Mar de Ágata ha montado sobre ciertas manipulaciones de las imágenes (como el uso de lente gran angular o la reducción del contraste figura-fondo) y, muy especialmente, sobre un supuesto mecanismo perceptivo que es falso.

Dejo las manipulaciones de las imágenes para el lector, para centrarme enseguida en lo que, aunque más sutil, me parece más grave: la falacia perceptiva en la que se basa el estudio paisajístico.

Foto: La ilusión de la Luna © skyandtelescope.org – NASA

La ilusión de la Luna y el paisaje de Mar de Ágata
Según leemos en el texto de presentación del fotomontaje que ha publicado la empresa, “… como regla sencilla para visualizar la altura con la que se percibiría el aerogenerador más cercano en Playa de los Muertos (6,5 kilómetros), teniendo el brazo estirado, este se vería aproximadamente como la primera falange del pulgar (aproximadamente 28 milímetros).” La verdad es que no es así.
Las cosas en la percepción humana no son tan simples como Mar de Ágata nos quiere hacer creer.

En efecto, la percepción del tamaño de los objetos no está en función del tamaño de la imagen proyectada sobre el ojo. La “regla sencilla” a la que alude la empresa Mar de Ágata se conoce entre los psicólogos que se dedican al estudio de la Percepción visual como “ley o principio del ángulo visual”, una falacia que consiste en afirmar que el tamaño percibido de un objeto está en función exclusivamente del tamaño de su imagen proyectada sobre nuestros ojos. De acuerdo con este principio, la comparación de un aerogenerador de 261 metros con la “falange del dedo pulgar” tendría sentido.

Pero a nadie se le escapa que esto es falso. El dedo pulgar –como todos los objetos– se percibe siempre del mismo tamaño, cualquiera que sea su distancia. Por contraposición a la ley del ángulo visual, los psicólogos de la percepción denominan a este hecho “ley o principio de la constancia del tamaño”. Gracias a él, la realidad tiene sentido: cuando besas a tu bebé, no lo percibes como un gigante; ni percibes enanismo en alguien que camina diez metros por delante de ti.

Para entender el mecanismo que subyace a la constancia del tamaño percibido, puede ser útil analizar una ilusión óptica bien conocida de todos: la “ilusión de la Luna”. La Luna sobre el horizonte parece de un tamaño enorme, mucho más grande que cuando la vemos arriba, en su cenit, sobre el fondo oscuro y estrellado de la noche. Por supuesto, sabemos que la Luna no cambia de tamaño en su recorrido; ni está más cerca de nosotros en el horizonte que en su cenit. Lo que sí cambia es que, cuando está en el horizonte, inevitablemente la percibimos en el paisaje del horizonte, no en su posición real; y ahí el terreno y el cielo que hay entre ese horizonte y nosotros, con todos sus accidentes y objetos, actúa como escala. Para ser más precisos, es la densificación progresiva de los accidentes del terreno lo que actúa como escala de medida del tamaño de los objetos del paisaje.

En la imagen de la página anterior el lector puede comprobar por sí mismo la potencia de este mecanismo perceptivo. Los dos discos claros se proyectan sobre nuestros ojos con el mismo ángulo visual (principio del ángulo visual), pero el superior se percibe mucho más grande. Esto demuestra claramente que el ángulo visual por sí mismo es irrelevante para la percepción del tamaño de los objetos.

A medida que avanza la noche y la Luna se eleva en el paisaje, la referencia del terreno va perdiendo fuerza y, en su ausencia, comienza a ganar peso la “ley del ángulo visual”; ahora sí se trata de esa “regla sencilla” en torno a la que gira el estudio de impacto paisajístico publicado por Mar de Ágata, … solo que los aerogeneradores no se despegarán del horizonte; estarán siempre ahí, en el paisaje de la costa, justo donde esa “regla sencilla” no se cumple.

En otras palabras, en circunstancias normales la percepción del tamaño de los objetos se rige por la “ley de la constancia del tamaño”. Solo cuando se producen circunstancias excepcionales, en ausencia de paisaje de referencia que actúe como escala, la “ley del ángulo visual” entra en juego.

Un fotomontaje convenientemente tratado puede hacer funcionar la “regla sencilla” de Mar de Ágata. Pero esto es una falacia: la realidad será muy otra. Percibiremos los aerogeneradores con realismo, es decir, como entre dos y tres veces más altos que el cargadero de mineral del cerro norte de la ensenada de Agua Amarga o casi un tercio más altos que el macizo de Mesa Roldán. Y el mar y las nubes, como “terreno” de referencia, contribuirán a que percibamos sus 261 metros de altura, tal cual son. Y por las mañanas veremos desde muchos puntos de observación del Parque Natural de Cabo de Gata y Níjar un Sol espléndido sobre el que se dibujarán las formas oscuras de los aerogeneradores. Y muchas tardes-noches veremos una Luna grande y plateada, ocre o rosada tras gigantes que bracean sin cesar. Si esto ocurre, escenas del Parque como la que hay bajo estas líneas no se volverán a ver.

Foto: Amanecer en la Playa de Agua Amarga © Eva Mendoza Cruz

La percepción humana es realista
La percepción humana es el resultado de mecanismos que llevan evolucionando millones de años para obtener información realista de su entorno, incluido -claro está- la relativa al tamaño de los objetos que nos rodean. Los montajes fotográficos solo son eso, montajes que pretenden hacernos creer lo que no es cierto. Que no nos quepa duda de que nuestro sistema visual, llegado el momento, sabría perfectamente percibir el tamaño real de los molinos.

Marcos Ruiz
Departamento de Psicología Básica I, UNED

Nota:
* [la negrita y la mayúscula de Parque en el original; entre corchetes lo añadido aquí]

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