¡Alerta! Nidos de tortuga en nuestras playas

En apenas trescientos años hemos alterado los ciclos naturales y las consecuencias son impredecibles. Nos estamos multiplicando exponencialmente y cada vez es más difícil cubrir nuestras necesidades. Vivimos una emergencia climática sin precedentes en la historia de la humanidad, hemos creado una nueva era geológica, el Antropoceno y estamos provocando la sexta gran extinción de especies del planeta.

Un cambio global que está afectando a todos los ecosistemas del mundo y por consiguiente a todas las especies que los integran, incluidos nosotros. Entre esas muchas especies se encuentran las tortugas marinas, que ante el cambio climático están modificando sus lugares de reproducción, el recorrido de sus migraciones e incluso el equilibrio de machos y hembras que nacen cada año. No es algo nuevo para ellas porque se calcula que llevan en nuestros océanos unos 150 millones de años, así que sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios que se produjo hace 65 millones de años.

El problema es que a este nuevo cambio climático al que se enfrentan llegan muy debilitadas porque nuestras acciones las han llevado a estar catalogadas con diferentes estatus de conservación según la especie, desde vulnerables a peligro crítico de extinción. Depredamos sus huevos; alteramos sus ecosistemas; las pescamos para comérnoslas y utilizarlas como adorno; quedan atrapadas en nuestras redes y anzuelos; mueren por culpa de las basuras marinas que les provocan nuevas enfermedades o atropelladas por embarcaciones que parten su caparazón; y hemos alterado, con nuestro ruido y la contaminación lumínica, las playas donde anidan.

Foto: Cuadernillo A la orilla de la playa © Asociación de Educación Ambiental El árbol de las piruletas

Tortugas en el Mediterráneo

De las siete tortugas marinas que existen en el planeta, tres son frecuentes en el Mar Mediterráneo: la tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga verde (Chelonia mydas) y la tortuga laúd (Dermochelys coriácea)

A la primera se le conocen diferentes lugares de nidificación milenarios en las playas orientales del Mare Nostrum. Las costas de Grecia, Túnez, Turquía y Libia, entre otras, han recibido cada año a las tortugas bobas para anidar en sus playas. La tortuga verde, menos habitual, ha venido anidando en las costas de Chipre, Siria y Turquía, y la tortuga Laúd, que puede pesar 600 kg, solo entra en nuestro pequeño mar para alimentarse en sus migraciones, pero nunca se ha reproducido.

Pero esa tendencia está cambiando debido al aumento de la temperatura del agua y en las últimas décadas se están observando puestas esporádicas de tortuga boba en las costas occidentales del Mediterráneo, donde las aguas no eran tan cálidas. En las costas españolas hasta 1870 existía una sola cita y desde 1991 los intentos de puesta, los nidos y las citas de cría van al alza cada verano y se están convirtiendo en habituales. Incluso, para sorpresa de los científicos, en 2020 se dio un caso en las costas de Málaga, algo impensable hace unos años por la temperatura de las aguas del Mar de Alborán.

En la provincia de Almería solo se han dado cinco casos de los que tengamos referencia. En 2001 nacieron en Vera 39 tortugas de los 97 huevos que puso. Un hecho histórico que movilizó a un gran número de voluntarios que cuidaron el nido a pie de playa durante dos meses, gracias a que la dueña de unas hamacas dio la señal de alarma tras presenciar el sorprendente anidamiento. En 2016 en Agua Amarga, 2018 en Cuevas de Almanzora y 2020 en Mojacar, se conocen tres intentos de puesta, pero que no fueron fructíferos porque la tortuga no encontró las condiciones idóneas en las playas. En 2016 sin embargo, la tortuga anidó pero los huevos tuvieron que ser traslocados porque lo hizo muy cerca de la línea de costa.

Durante los últimos dos años y conociendo la evolución en las costas del levante español, en Almería, a través del Proyecto Caretta se han realizado diferentes actividades de formación, información y educación ambiental, dirigidas a los trabajadores de playas y a la población en general para aprender a identificar y saber qué hacer en cada momento. De cómo se actúe en las primeras horas de puesta dependerá el éxito reproductivo del nido.

¿Qué hacer?

Siempre, tanto si encuentras un rastro, como si presencias el anidamiento de una tortuga, lo primero es llamar al 112 para informar y que los profesionales encargados puedan acudir cuanto antes al lugar. El tiempo de respuesta es vital. No actúes por tu cuenta porque la mayoría de las veces, a pesar de nuestra buena voluntad, estamos poniendo en peligro al animal.

Este mismo consejo debes aplicarlo si encuentras un cetáceo o una tortuga marina, varado o muerto en la playa. Como mejor puedes ayudarles es llamando al 112 e informando de las situaciones especificas de cada caso. En esos momentos eres los ojos y las manos de los profesionales que se acercarán al lugar y te indicarán cómo actuar en cada situación. 

Si tienes la fortuna de presenciar un anidamiento de tortuga boba, lo fundamental es no molestarla, ya que si se asusta e interrumpes el lento y laborioso proceso, la puesta puede malograrse. Mantén la distancia, cuanto más alejado estés de ellas mucho mejor, no uses ninguna linterna ni ninguna luz que pueda deslumbrarla, no hagas fotos, guarda silencio e impide que nadie se acerque a ella, incluidas las mascotas que pueda haber en la playa.

¿Cómo identificar un nido? 

El recorrido que hará la tortuga es evidente. Sale del agua, se aleja de la costa, hace el nido y vuelve. En todo ese proceso va dejando unas huellas muy características que te pueden ayudar a identificar el nido. 

Debido a que no tiene patas, sino aletas, la tortuga va arrastrándose por la arena, dejando unas huellas que se parecen a las pisadas de un tractor. Esto, debido por desgracia a los diferentes vehículos que circulan por la costa, puede confundirte, pero fíjate muy bien que esas huellas salgan del mar y vayan perpendiculares a la costa. El ancho de estas marcas suele ser unos 70-80 cm. Al final de ese recorrido habrá un espacio de arena removido que será donde la tortuga ha hecho el nido, ha puesto los huevos y se ha girado para volver al mar. En su recorrido de vuelta volverá a dejar esas marcas parecidas a un tractor, que irán paralelas a las que hizo en su salida. Así que verás dos trazados paralelos unidos al final por un espacio circular donde está el nido.

Si tienes la más mínima duda de que puede haber un nido, llama al 112. Más vale equivocarse que perder una puesta. Nunca intentes desenterrarlo o hacer fotos para que los expertos puedan decidir. Evita que nadie pise en él hasta que se haya comprobado.

Y ante todo, ayuda a difundir esta información y que todos sepan que estamos en alerta por los posibles nidos de tortuga en nuestras playas.

Moisés S. Palmero Aranda
Asociación de Educación Ambiental
El árbol de las piruletas

Foto: Archelon ischyros. Extinta © Frederic A. Lucas Animals of the past

Foto: Basura en el estómago de una tortuga © Proyecto Plastimarmed

Foto: Tortuga boba en Punta Entinas-Sabinar © Moi Palmero

Foto: Proyecto Estudio de microplásticos en Adra © Asociación PROMAR

Foto: Educación Ambiental © Asociación PROMAR

Foto: Sensibilización en las playas © Proyecto Caretta

Foto: Varamiento de tortuga © Equinac

Curiosidades de la tortuga boba

• Miden entre 70 y 120 cm según la población de origen y pueden llegar a pesar unos 200 kg.
• Son omnívoras, pueden comer prácticamente de todo: peces, medusas, cefalópodos, moluscos, crustáceos…
• Tienen cinco escudos laterales en el caparazón y su cabeza es grande respecto al cuerpo.
• Viven de media unos 80 años.
• Su maduración sexual ocurre entre los 15 y los 30 años. Se reproducen entre finales de marzo y principios de junio y desovan entre junio y julio.
• Acostumbran a poner huevos cada 2 o 3 años. En un mismo año pueden hacer entre 5 y 7 nidos de aproximadamente 100-120 huevos cada uno, ya que guardan el esperma durante varias semanas para fecundarlos.
• El sexo de la tortuga dependerá de la temperatura de la arena donde se incube el nido. En temperaturas superiores a 29º nacerán más hembras.
• De cada 1.000 tortugas nacidas solo 1 llega a ser adulta, el resto se las comen otras especies en el mismo nido, en su primer paseo hacia el mar o en sus primeros años de vida.
• Son especies filopátricas, vuelven a anidar en las mismas playas que nacieron. Están amenazadas por lo que no solo están protegidas las hembras, sino también sus crías, sus nidos y los hábitats donde se reproducen.

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