Viaje literario por el Parque
La literatura bajo vigilancia: Manuel Reinaldo Méndez, poeta, novelista y agente de la autoridad en Carboneras.
Nacido en Toledo (1964), con orígenes en Los Méndez (Rodalquilar), ha cumplido y lleva a cabo las tareas propias del cuerpo benemérito al que pertenece, mientras cultiva y mantiene la pasión por la lectura y la escritura. Es diplomado en Criminología por la Universidad de Barcelona y la entrevista que publicamos a continuación nos ilustra sobre aspectos de interés para el Parque.
Marta Rodríguez le realizó una entrevista para La Voz de Almería con motivo de la publicación del tercer libro-ensayo de viajes La isla del día después. Un viaje a la Cuba real (julio, 2014). Anteriormente había sido premiado en Benicássim por La sonrisa del Tucán (localizada en Guatemala) y finalista con La cortina de nopal (ambientada en México). La capacidad de documentación y organización de la materia tratada le obliga a un arduo trabajo de selección y escritura y Reinaldo sale airoso de este desafío. Datos históricos, culturales, artísticos, monumentales, musicales, literarios, políticos, costumbristas se mezclan con las dotes de observación para captar lo esencial de la escena o anécdota, sobre la que posteriormente reflexiona y valora. Se podrá o no estar de acuerdo, pero la verosimilitud y las dotes narrativas nos invitan a seguir leyendo, porque al tiempo que nos divertimos (con las apreciaciones sutiles e ingeniosas del autor), aprendemos sobre la idiosincrasia del país, el paisaje y el paisanaje, la historia y la naturaleza.
Actualmente tiene en preparación una cuarta obra perteneciente al género novela negra, a la que pronostico un éxito rotundo, y dos poemarios guardados en el cajón, pero el género literario de Méndez es el ensayo. “Me veo muy cómodo escribiendo ensayo, imagino que tengo más capacidad como analista y organizador de datos reales que como autor de ficción pura”.
Ensayo, libro de viajes, novela y poesía demuestran la versatilidad y el empeño creador que sabe conjugar la vida profesional con la pasión literaria. Por eso Marta lo presenta como «Agente de día, escritor de noche».
Foto: Torre del Rayo y vista de la Playa del Lancón y de Carboneras © Murielle Aufranc
De los poemarios inéditos hemos escogido los siguientes textos que pertenecen a uno de ellos, formado por tres secciones tituladas respectivamente: “Cuarteles de invierno” (homenaje a los poetas de los cincuenta) con la muerte como sombra que acecha; “Entre fulgores de luz y espuma” (centrado en el amor) y “Poesía para llevar”, subtitulado “Poesía para los que no leen poesía”, dedicado a la vida cotidiana. Esta organización temática nos recuerda al famoso poema de Miguel Hernández “Llegó con tres heridas” [la de la vida, la de la muerte, la del amor]. Los poemas escogidos pertenecen a la tercera sección titulada “Poesía para llevar”, precisamente los de la vida.
El primero es casi un aforismo, por lo breve, de índole popular que el poeta descubre paseando por el mercadillo de los jueves en Carboneras. El título refleja el motivo de su sorpresa: alejir, [contracción fonética de la frase: a elegir] un verbo que no existe en nuestro idioma y además escrito con “j”, la norma bajo excepciones aconseja: ge, gi, pero entre poetas anda el juego y Juan Ramón Jiménez decidió imponer en sus escritos: je, ji. Por otro lado se trata de una greguería humorística inspirada en el otro Ramón Gómez de la Serna, de inspiración popular y resultado metapoético.
CALZONCILLOS ALEJIR (MERCADILLO DEL JUEVES EN CARBONERAS)
No, si al final, tanto criticarlos de ignorantes
y estos carboneros, obviando hiatos,
diptongos y sinalefas,
nos van a salir juanramonianos.
Foto: Mercadillo del jueves en Carboneras © MG
El siguiente expresa el instante de la contemplación arrobada ante una estampa de la naturaleza mediterránea (mar, sol, viento) por el yo poético: cansado, sonámbulo, deslumbrado pero indiferente ante la belleza dorada de la luz derramada durante un lento ocaso en la mágica playa de Mónsul.
SECUENCIA
El mar se ahoga en la playa,
cansado.
Hay dunas que dora el sol
y el viento amarillea,
sonámbulo.
Grietas de luz trepan afines
por mi carne.
De estar vivo y deslumbrado,
no me asombro.
(Playa de Mónsul, Almería)
El tercero, inspirado en una de las playas de la bahía de Carboneras, es un poema de amor con un decorado paradisíaco, sobre todo presidido por la deslumbrante y apacible luz del mes de septiembre, cuando hay pocos turistas y el poeta se acuerda de su amada.
PLAYA DEL LANCÓN
Hay una luz de tiza que tiembla en un rincón
y una línea blanca de playa perfilada
por el graznido aleteo de las gaviotas.
En la altura giratoria del cielo, donde penden
estas palabras con exacta caligrafía de arena,
hay un cuerpo amado, el tuyo,
escrito en el agua con preceptos de niebla.
(Nunca te lo he dicho, porque es una cursilada)
Pero cuando llega tu cumpleaños,
septiembre sin ti, será siempre septiembre.
El amor, la muerte, la vida son los temas centrales de una poesía existencial donde el tiempo y la memoria, la luz y la historia, ordenan y desordenan, como el viento el cabello de la amada, la conciencia reflexiva del poeta y escritor Manuel Reinaldo Méndez.
Foto: Manuel Reinaldo Méndez © Joaquín Rodríguez (Fotos Gloria)
ENTREVISTA AL ESCRITOR MANUEL REINALDO MÉNDEZ
Además de escritor, sabemos que es usted Guardia Civil.
Escritor no, aficionado a la literatura. Ingresé en el Cuerpo en 1983. En la actualidad soy Subteniente y ahora estoy destinado en la localidad de Carboneras como Comandante de Puesto.
Carboneras para Reinaldo es un nido-refugio literario y profesional al que vuelve y siempre ejerciendo su autoridad como comandante de puesto (brigada, subteniente). Ahora tenemos la oportunidad de contar otra vez con él, no sabemos hasta cuándo.
En su trabajo realizan intervenciones relacionadas con el Medio Ambiente.
Claro. Hace unos meses detuvimos a una persona que tenía en su casa veintiocho tortugas moras, una especie en peligro de extinción. La testudo graeca está incluida en la Lista Roja del IUCN de especies amenazadas de extinción. La tortuga mora está protegida por la Convención de Berna. También está incluida en el apéndice II del convenio CITES y en el anexo A del REGLAMENTO (CE) nº 338/97 relativo a la protección de especies de la fauna y flora silvestres mediante el control de su comercio, de forma que queda absolutamente prohibida la captura de ejemplares salvajes y está reglamentada la cría y el comercio de ejemplares en cautiverio. Y los ciudadanos recurren a nosotros cuando encuentran algún animal. En ese sentido, el cuartel parece a veces un arca de Noé. La última, cuando apareció muerta en Agua Amarga una cría de rorcual aliblanco, una especie poco vista en estas aguas. Aunque tenemos la suerte de contar, como unidad más especializada, con el SEPRONA, considerada una de las policías de referencia en la defensa y protección del medio ambiente a nivel mundial.
¿Hay alguna unidad del SEPRONA en el Parque?
Sí, hay una unidad del SEPRONA ubicada en el Cuartel de San José.
¿Tienen competencias para vigilar y denunciar agresiones urbanísticas contra el medio ambiente?
Las mismas competencias administrativas que los Agentes de Medio Ambiente y, en caso de delito contra el Medio Ambiente, intervienen investigando y deteniendo a los autores como policía judicial genérica.
¿Desde cuándo data la presencia de la Guardia Civil en el Parque?
Prácticamente desde su fundación en 1848, ya que en pocas décadas la Guardia Civil se desplegó por todo el territorio nacional, incluyendo Cuba, Puerto Rico o las islas Filipinas, que entonces formaban parte de la corona española.
Ahora la presencia en el Parque está limitada a los cuarteles de San José y Carboneras. Pero, hasta la década de 1960, cubrían y desarrollaban labores de vigilancia por todo el litoral. Cabo de Gata, San Francisco, Mónsul, San José, Loma Pelada, Los Escullos, Rodalquilar, Las Negras, Cala de San Pedro, Cala del Plomo, Mesa Roldán (donde, por cierto, estuvo destinado mi padre), Agua Amarga, Carboneras y el Algarrobico.
¿Por qué había tantos cuartelillos en el Parque?
Porque la GC heredó las competencias del Cuerpo de Carabineros cuando este fue disuelto en 1940, después de la Guerra Civil. Y los Carabineros estaban desplegados en pequeñas unidades por toda la costa.
Foto: Operación con una tortuga mora © Equinac
Foto: Varamiento de rorcual aliblanco en Agua Amarga 05/05/2021 © Equinac
Si no recuerdo mal, uno de estos antiguos cuartelillos actualmente es un edificio administrativo del Parque.
Sí, en el antiguo cuartel de la Guardia Civil de Rodalquilar se encuentran las oficinas del jardín botánico “El Albardinal”. De hecho la importancia que tuvo esta localidad, gracias a las minas de oro, fue tal que la propia Guardia Civil trasladó su Compañía que estaba en Níjar a Rodalquilar. Recordemos que, durante esa época dorada, Rodalquilar contaba con trescientos mineros (aproximadamente unos 1400 habitantes), se dotaba de cine de invierno y de verano y un equipo, el Adaro Club de Fútbol, patrocinado por la empresa propietaria de las minas, que llegó a jugar en Tercera División junto al Granada o el Almería.
¿Cuál es el origen de las llamadas Casas del Cabo?
Estas, comúnmente denominadas Casa del Cabo, no eran cuarteles propiamente dichos sino viviendas. En el Parque hay dos de estas casas: una en la playa del Algarrobico y otra en el acceso a cala Sorbas. Y llevan este nombre porque antaño eran las casas donde vivía el Cabo de los Carabineros.
¿Alguna anécdota que puedas contar relacionada con la Guardia Civil y vinculada a la zona geofísica del actual Parque Natural?
Mi bisabuelo Eduardo era carabinero y sus cinco hijos varones, a los que cedió unos terrenos en la pedanía de Los Méndez de Rodalquilar, siguieron su mismo camino profesional. El 2 de enero de 1938, mi abuelo Manuel Méndez Segura y su hermano Diego estaban de vigilancia en Punta Polacra cuando vieron el naufragio de un barco francés, el Guaruja, que navegaba desde Génova a Buenos Aires. Al llegar a este lugar, el buque embarrancó y se partió el casco en dos. Deslizándose con cuerdas hasta la orilla y jugándose sus vidas, lograron rescatar sanos y salvos a sus quince tripulantes, menos al capitán, quien rechazó la ayuda y se pegó un tiro, por considerar que el barco había naufragado por su culpa.
El suceso fue muy comentado durante años por toda la comarca, pero al haber ocurrido durante la Guerra Civil pasó desapercibido y no tuvo el eco mediático que debería haber tenido. En otras circunstancias les habrían dado una medalla, pero se quedaron con algo mejor: una deuda de gratitud y la satisfacción del deber cumplido, como reza uno de los artículos de nuestra Cartilla.
Despedimos a Reinaldo Méndez agradecidos por la colaboración y su esfuerzo y dedicación en el cumplimiento del deber, mientras aguardamos la publicación inminente de sus trabajos literarios.
Miguel Galindo
Colaborador del equipo de redacción del Eco del Parque