El Jopo de Lobo: una vida alternativa
Dentro del mundo vegetal existe un pequeño grupo de plantas que se comportan de un modo peculiar, optando por estrategias de vida sorprendentes. Uno de ellos lo constituyen las plantas parásitas, aquellas que han renunciado a realizar la fotosíntesis por ellas mismas extrayendo todo o parte de los nutrientes de determinadas plantas cercanas denominadas plantas hospedantes.
El Jopo de Lobo es una de estas especies. Esta extraña planta, distribuida por toda la cuenca mediterránea y la Macaronesia, crece en la península Ibérica en su mitad sur, y en Andalucía la encontramos en las provincias de Huelva, Cádiz, Granada, Jaén y Almería.
Para poder observarlo debemos acercarnos a zonas algo húmedas, bordes de ramblas, saladares o salinas, tanto litorales o de interior, donde se desarrollan matorrales halonitrófilos y siempre cerca de sus plantas hospedantes, que en el caso del Jopo de Lobo son diversas: tarajes, olivardas o distintas quenopodiáceas como salaos, sosas o salsolas. Encontrarlo en algunos de nuestros paseos por el Parque Natural no es difícil pues entre las Salinas del Cabo y la llanura prelitoral de Amoladeras y Torregarcía se localiza una de las mejores poblaciones en Andalucía.
Tras permanecer aletargado todo el verano y finalizado el invierno, comienzan a asomar unas varas gruesas, púrpura rojizas cuyo aspecto hace difícil la confusión con otras especies. Pueden surgir de forma solitaria o en grupos numerosos, primero tímidamente para poco a poco ir elevándose hasta llegar a los 15-25 cm de altura; precisamente ha sido esta particular forma erecta de la que ha derivado tanto su nombre vernáculo como el científico que etimológicamente proviene del griego: Kyno (perro) y morion (pene). En la base presenta unas discretas hojas en forma de escamas y sobre ellas se irán abriendo las miles de flores que recubren el tallo central, diminutas, unisexuales, con un solo estambre y cuya polinización se debe tanto al aire como a hormigas y otros insectos. Y es bajo tierra donde encontramos el secreto de su espectacular color: su grueso rizoma emite finos haustorios que son las estructuras que contactan con la planta hospedante y extraen de ella los nutrientes pudiendo así prescindir de la clorofila.
Foto: Jopo de lobo © JB
Foto: Jopo de lobo © JB
Empleado contra disfunciones sexuales y otras enfermedades y considerado con poderes mágicos, llegó a ser muy apreciado e incluso esquilmado durante la Edad Media. Algunos de estos usos (que sólo perviven en zonas de África) y otros nuevos como antioxidante, antimicrobiano o contra el cáncer están siendo estudiados en la actualidad. En este sentido no hay constancia de su uso local en el Parque.
Esta especie se encuentra recogida como Vulnerable en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas e incluida en el Plan de Recuperación de Dunas, Arenales y Acantilados costeros. Le afectan la herbivoría por conejos o ganado, el uso público intenso que rompe sus vástagos y fundamentalmente la fragmentación y transformación de su hábitat.
Si te cruzas con algún Jopo de Lobo, a pesar de su extraño aspecto, respétalo. Es un ejemplo más de la enorme biodiversidad florística de Cabo de Gata.
Jardín Botánico El Albardinal
Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo sostenible