El cambrón engranaje de estrategias en acción
La aridez en Cabo de Gata es patente en su paisaje vegetal: la ausencia de árboles, los paisajes ralos, las explosiones de anuales en primavera o el comportamiento de la vegetación tras las lluvias lo confirman. Para enfrentar esta realidad y salir airosas, determinadas plantas exhiben mecanismos adaptativos diversos y algunas de ellas aseguran su supervivencia combinando varios de ellos, es el caso del cambrón (Lycium intricatum).
Este pequeño arbusto que excepcionalmente puede alcanzar los 2 m de altura presenta un marcado carácter leñoso, que añadido a un crecimiento arqueado e intrincado de sus ramas espinosas justifican su nombre común, cambrón, procedente del latín crabo, avispón, y por el que se conoce a esta y otras especies de hábito espinoso. Sin duda, su complicada y punzante arquitectura disuade a muchos herbívoros de consumirlo, salvaguardando así el esfuerzo invertido en su crecimiento.
Foto: Cambrón © JBA
Sus pequeñas hojas espatuladas, que no superan el centímetro, crecen agrupadas sobre las ramas, destacando en ellas su carácter suculento que las convierte en reservas de agua. Agotadas estas reservas, si la sequía persiste, el cambrón se desnuda de sus hojas y por su aspecto es fácil pensar que ha muerto (este comportamiento se conoce como malacofilia). Pero tras las primeras lluvias, las ramas que han estado expuestas al sol, protegidas del calor excesivo por su color casi blanquecino, vuelven a cubrirse de hojitas, metamorfoseando su apariencia y devolviéndonos su verdor.
De entre las hojas surgen las flores, hermafroditas, pentámeras, con una corola lila o morada de hasta 1,5 cm, en forma de embudo con cinco pequeños dientes. Detectarlas requiere de distancias cortas pues además de pequeñas son escasas y sorprendentemente pueden aparecer en cualquier época del año. Las flores dan paso a los frutos, unas bayas subglobosas de entre 5 y 7 mm, anaranjadas o rojizas que nos recuerdan que el cambrón pertenece a la familia de las solanáceas, al igual que el tomate o la berenjena. Son apreciadas por la fauna local habiéndose documentado en otras zonas incluso dispersión secundaria: las bayas son ingeridas por lagartos que son cazados por alcaudones que terminan liberando las semillas en sus excrementos.
Foto: Cambrón © JBA
Foto: Cambrón © JBA
Es una especie térmica, que no suele crecer por encima de los 500 m de altitud. Se distribuye por el mediterráneo y la costa atlántica alcanzando Portugal, el litoral NO de África y algunas islas macaronésicas. En Cabo de Gata podemos disfrutarlo con facilidad en los paseos por la zona costera, incluso si nos adentramos en zonas pedregosas o en terrenos salinos, que tolera muy bien. En ocasiones se protege bajo las macollas de azufaifos (Ziziphus lotus) o artos (Maytenus senegalensis) desarrollando entonces más vigor y altura, y no es raro verlo crecer aislado, mostrando un porte almohadillado típico.
Diversa entomofauna encuentra cobijo entre sus ramas: arañas tejedoras y cazadoras y otros depredadores que consumen plagas hortícolas como moscas blancas y trips de flores lo que lo convierte en candidato a ser incluido en la selección de plantas para conformar setos auxiliares alrededor de cultivos hortícolas destinados a incrementar la disponibilidad de recursos para la fauna beneficiosa.
Espinas, suculencia, malacofilia, tolerancia…, magnífica combinación de estrategias que convierten al cambrón en un resiliente indiscutible de este territorio desafiante.
Jardín Botánico El Albardinal
Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul