Viaje literario por el Parque
Al fin y al Cabo hendido por el sol de estos versos del poeta malagueño Rafael Inglada (1963) dedicados al editor y coordinador, Antonio Lafarque, del libro Pérez Siquier. Al fin y al cabo e incluidos en este completo volumen de fotografía y poesía.
Rafael es poeta, editor y trabaja en la Fundación Pablo Ruiz Picasso en Málaga, desde ella ha llevado a cabo una amplia labor para promocionar la figura y la obra del afamado pintor (biografías, exposiciones temáticas, etc.); también ha publicado diferentes ensayos sobre poetas de la generación del 27 (Lorca, Gerardo Diego) o sobre el grupo Cántico de Córdoba. En 2020 recibió el premio Málaga a la Investigación por la biografía sobre la actriz teatral del siglo XVIII Rita Luna.
Ha publicado siete libros de poesía, el último se titula Demonio y maravilla (2015).
Foto: Playa de Corralete y Faro de Cabo de Gata© Oscar Molina
Presentimiento del Cabo de Gata
A Antonio Lafarque
Más allá de aquel faro, de aquel apartamento,
de aquella orilla seca de terrenos baldíos,
nace a la flor del Sur, sin más jardín que el viento
y el chasquido del cardo; sin más amigos míos
que un coche en la rasante del crepúsculo lento
que va de cara al mar y de sus dunas. (Fríos
cristales nos empañan la curva de ese viaje
hacia esa mar con una sombrilla de equipaje,
como única testigo). Blanca, alguna azotea
ausculta por la arena la huella ya perdida.
El horizonte es amplio y es triste la marea,
como un raro fantasma de broza inadvertida.
Al fin y al Cabo, hiende su dedo el Sol. Humea
algún rastro de fuego su verano. La vida
es tan corta… Parece que nada existe, acaso
esa huella que dije y el mar borró a su paso.
Se trata de dos estrofas de arte mayor, dos octavas reales, 8 versos alejandrinos (14 sílabas) impecables en su perfección formal, con rima consonante y un pareado final. Además las estrofas se encabalgan del verso 8 al 9, marcando así el cambio al más acá.
La estampa lírica que nos ofrece domina sobre la forma, que pasa desapercibida, para nombrar los elementos motivo de inspiración, al tiempo que se encomia la belleza solitaria del Parque y el recuerdo que se diluye con el paso del tiempo: «es tan corta la vida…». Pero lo importante es la huella, la estancia, solo con un testigo: la sombrilla. El poeta siente y contempla la inmensidad y belleza del paisaje durante un crepúsculo lento (un atardecer) cuando el mar borra las huellas.
Foto: Punta Baja © OM
La primera estrofa viene definida por la mirada «Más allá» del apartamento, la segunda por un más acá, desde alguna azotea blanca. El poeta completa y detalla los elementos percibidos desde esa doble posición visual.
El «Más allá» un desértico paisaje: orilla seca, terrenos baldíos, sin nada y sin nadie.
El «Más acá» es la huella, el recuerdo de la vivencia, borrado por las olas.
Tanto uno como otro conforman una intimidad que permanece en la memoria como una fotografía, un presentimiento visual y sentimental del Cabo de Gata.
Un poema definitivo, cargado de nostalgia y lirismo, esa «marea triste» cuando el tiempo nos alcanza y sólo somos paisajes en manos de la reminiscencia.
Miguel Galindo
Colaborador del equipo de redacción del Eco del Parque