Noticias y breves

Una ruta diferente

De las reanudadas rutas organizadas por nuestra asociación, la de Semana Santa fue la más didáctica de la mano de Francisco Hernández, el científico rodalquilareño que transmite su saber con una pasión contagiosa y una sencillez que hace comprensible lo más árido de la ciencia y que en 14 paradas nos explicó la historia y ciencia volcánica de Rodalquilar.
Comenzamos con una panorámica de la caldera de Rodalquilar, alfombrada por la frondosidad extraordinaria de la vegetación rala gracias a las abundantes lluvias. Y surgió la sorpresa para muchos asistentes que pensaban que es la boca de un volcán, pero se trata de una caldera de colapso formada por el hundimiento del suelo bajo el peso de los materiales expulsados en la erupción sobre el vacío dejados por éstos en el subsuelo.
Luego ascendimos por el barranco de Los Farragos, con agua en su curso y vestido de todos los tonos del verde, hasta llegar a lo que fueron explotaciones de caolines, para fábricas de cerámica. Ya en la carretera, que descarnada por las lluvias, mostraba toda su riqueza mineral, el verdadero tesoro de Rodalquilar, vimos la venta La Pedrera y el poblado minero de San Diego, de los años 30 del siglo XX. Otra parada fue en el polvorín de la empresa Adaro y con otra sorpresa, la existencia de un cementerio romano, descubierto en 1953 y que sugiere una posible explotación minera en aquella época. Vimos la panorámica de la caldera, también de colapso, de la Lomilla.

Fotos: Ruta de senderismo de Semana Santa © JMJH

Y el cerro del Cinto, el paisaje minero por excelencia, con las explotaciones de oro a cielo abierto y otras instalaciones como el comedor de los mineros, aljibes, etc. Los túneles bajo el cerro, aprovechados también por cineastas para secuencias de películas, e hicimos un descanso breve en nuestra ruta para continuar hacia la mina de oro más rica de Rodalquilar, la 340, junto a la carretera, y la tercera sorpresa para quienes pensaban que todo es oro lo que reluce en Rodalquilar: vista de lejos de explotaciones de alumbres, las primera minería documentada en la zona cuyo esplendor fue en el siglo XVI.
Para finalizar con la amplia, exhaustiva e interesante explicación de lo que fueron las instalaciones de la planta Denver para la elaboración del oro por cianurización. Desde la llegada de las rocas hasta la fundición de lingotes de oro pasando por trituración, cribado, espesamiento, agitación, lavado, precipitado y afino.
Y vista de pasada de lo poco que queda de la planta Dorr, que fue la primera planta de procesamiento por cianuración de la zona y de la que solo queda en pie el depósito de agua, el resto fue destruido por la estulticia institucional para construir un auditorio de dudosa utilidad y aspecto horrible.

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