Vida natural

Educación ambiental ante el cambio climático

La Educación Ambiental no es una herramienta nueva. En 1975 se elabora la Carta de Belgrado, que establece una estructura global para la Educación Ambiental. En esos momentos se empiezan a escuchar voces críticas contra los abusos cometidos sobre el medio ambiente en post de nuestro desarrollo económico. En esos años ya hay algunos estudios que previenen contra el Cambio Climático y se empiezan a plantear las consecuencias para el futuro, pero nadie les hace caso.

Desde entonces se han celebrado muchos congresos, muchas cumbres de la Tierra, donde se han puesto sobre la mesa infinidad de estudios científicos que han aportado nuevos datos, nuevas pruebas sobre las alteraciones que estamos provocando en el planeta y que ya están afectando a la especie humana.

Después de cincuenta años ignorando a la ciencia, las evidencias son estremecedoras. En el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, hemos vivido las consecuencias de la DANA, nuestros agricultores están viendo como sus productos ya no alcancen los mismos precios en el mercado porque otros países ya tienen las condiciones climáticas para alargar sus cosechas, el verano es más caluroso, el invierno inexistente, las especies empiezan a no migrar, a alterar sus ciclos, a desaparecer de nuestros ecosistemas, y la subida del Mar de Alborán amenaza con dejarnos sin playas. Ante el nuevo escenario que nos plantea el Cambio Climático, al que no supimos anticiparnos y elaborar políticas de mitigación, nada podemos hacer, salvo adaptarnos.

Foto: Actividades de Educación Ambiental © El Arbol de las piruletas

En la Carta de Belgrado, dirigida a las naciones del mundo, se recoge como meta principal de la Educación Ambiental:

• formar una población consciente y preocupada con el medio ambiente y con los problemas asociados, y que tenga conocimientos, aptitud, actitud, motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos.

Si algo ha cambiado respecto a 1975, es la determinación de la sociedad para actuar, la unanimidad que nos ha faltado en otros momentos de la historia para ponernos manos a la obra, porque ahora somos conscientes de que el Cambio Climático es una realidad. Estamos sensibilizados ante la emergencia climática en la que vivimos, sabemos el origen de nuestros problemas. Ahora ya tenemos los conocimientos, las experiencias de las cosas que no funcionaron, las que podemos copiar, adaptar y mejorar para conservar el equilibrio perdido. Ahora tenemos los recursos necesarios, la ciencia y la tecnología de nuestro lado, la necesidad de hacerlo. Ahora tenemos un alma que no teníamos.

Foto: Actividades de Educación Ambiental © El Arbol de las piruletas

Por eso es el momento de aprovechar la situación, de no dejarnos llevar por el principio de incertidumbre con el que algunos políticos y lobbies empresariales quieren justificar su inacción. Ahora es el momento de que la sociedad civil empuje desde abajo para cambiar el modelo de valores que nos ha colocado en esta encrucijada, y la Educación Ambiental es la herramienta que puede ayudarnos. No podemos olvidar que el compromiso social, y lo recogieron en la Carta de Belgrado, parte del compromiso individual. Y digo esto porque a pesar de que somos muy conscientes de los desequilibrios y desigualdades ambientales, económicos y sociales que han generado nuestro modelo económico, a nivel personal nos cuesta cambiar de hábitos, renunciar al bienestar adquirido, a los placeres inmediatos que nos genera el comprar barato, el usar y tirar, el ir a la moda siempre con el último y novedoso modelo de coche, móvil o ropa.

En la Educación Ambiental hay un lema que no podemos olvidar nunca, “Piensa globalmente, actúa localmente”. Podemos reivindicar en las calles, en las redes sociales, en los medios de comunicación todo lo que creamos conveniente, pero si esas luchas sociales no vienen sustentadas por un convencimiento real, por un compromiso personal, de nada servirá.

Foto: Educación Ambiental © Clean Ocean Project Cabo de Gata

Creo firmemente que es la Educación Ambiental la herramienta social que puede encontrar la manera de pasar de la idea a la acción, de las palabras a los hechos. Tenemos que plantear soluciones reales, que el ciudadano pueda poner en práctica sin depender de nada y de nadie. De esa manera iremos fortaleciendo la presión de la sociedad civil, y solo así, conseguiremos que nuestros gobiernos se vean obligados por el empuje de la ciudadanía a legislar a favor del medio ambiente y, necesariamente, aunque parezca irreal contra las empresas que tendrán que adaptarse a los deseos de sus consumidores.

Puede parecer utópico, irreal, en este modelo capitalista en el que vivimos inmersos, donde las empresas son las que manejan a nuestros dirigentes, que legislan para beneficiarlas y permitir sus desmanes. Pero ahora, como decía antes, es el momento perfecto para hacerlo, ahora tenemos una nueva visión del mundo, y la urgencia , la necesidad, la determinación y el alma que no teníamos.

Si desaprovechamos estas circunstancias, si dejamos pasar esta ocasión quizás no tengamos otra oportunidad para enderezar el rumbo. Estamos en el ahora o nunca.

Foto: Educación Ambiental © Clean Ocean Project Cabo de Gata

Otro aspecto que no podemos olvidar de las definiciones de Educación Ambiental posteriores a Belgrado, es que hablan de un proceso, y eso es algo que tenemos que tener muy en cuenta. Todas las actividades que se hagan desde la Educación Ambiental deben ser parte de una planificación, de un programa establecido, donde todo esté relacionado, donde cualquier acción que planteemos cumpla un objetivo.
De nada sirve hacer campañas puntuales de limpiezas de playas, de ramblas, talleres de reciclaje, reforestaciones participativas, charlas de ahorro energético o itinerarios por los espacios naturales, si no forman parte de un trabajo continuo en el tiempo, y van orientados a un cambio de modelo, de valores, de hábitos, de costumbres. Tenemos que pensar a largo plazo, marcarnos un rumbo, e implicar en el proceso al mayor número de personas.

Si queremos conservar el Cabo de Gata, minimizar los impactos del Cambio Climático en nuestra comarca, tenemos que elaborar una estrategia entre todos los implicados, afectados, interesados en encontrar un nuevo camino. Hay que consensuar un plan de trabajo entre las diferentes administraciones, las asociaciones de empresarios turísticos, el sector agrícola, el sector pesquero, el conservacionista y de naturaleza, la ciencia, la Universidad, los medios de comunicación. Y la herramienta perfecta para hacerlo es la Educación Ambiental, porque lleva cincuenta años adaptándose a los cambios, transformándose, perfeccionándose, buscando soluciones, reflexionando sobre la sociedad que hemos construido y la dirección que lleva.

Tenemos que confiar en los educadores ambientales porque tienen esa visión global que nos hace falta para entender los problemas que nos rodean, para relacionar causas y consecuencias, para encontrar sinergias y nuevas formas de afrontar el futuro.
La Educación Ambiental debe seguir siendo una de esas materias transversales que de forma a cada una de nuestras decisiones, que se refleje en nuestros actos, que se disperse con nuestras palabras. Debe calar, discurrir, lentamente, como la nieve de nuestras sierras, para aparecer, en un futuro, en los manantiales que calmarán nuestra sed.

Ahora, más que nunca, porque tenemos un alma que no teníamos, toca Educación Ambiental.

Moisés S. Palmero Aranda
Educador ambiental y escritor

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