Vida natural

La sequía también afecta a la salud pública y a la salud humana

En situaciones prolongadas de sequía se producen efectos negativos también para la salud pública y la salud humana con un aumento en la incidencia de múltiples afecciones, derivadas tanto de la escasez de agua, como de la disminución de su calidad y de los efectos de ésta sobre el entorno
Tener agua disponible para limpieza, saneamiento e higiene reduce o controla muchas enfermedades. Las condiciones de sequía crean la necesidad de conservar el agua, lo que no debe obstaculizar el saneamiento y la higiene adecuados. Los países en vías de desarrollo son las regiones más vulnerables a los impactos de la sequía, que en algunos son verdaderas epidemias con desnutrición, hambrunas, proliferación de enfermedades infecciosas, etc. En nuestra sociedad, de momento, el agua llega a nuestros grifos con la calidad adecuada, debido a las políticas de suministro y tratamiento de aguas de manera que el consumo, la higiene personal, la limpieza y el lavado de frutas y verduras se pueden realizar adecuadamente, de manera que se reduzcan los riesgos para la salud. Repetimos, de momento.

Foto: © Dekel. Pixabay.com

La reducción de caudal de arroyos y ríos pueden aumentar la concentración de contaminantes en el agua y causar estancamiento, afectando a la calidad del agua, a los peces y otras formas de vida acuática; algunos patógenos, como bacterias, protozoos y otros contaminantes, como productos químicos y metales pesados, son más comunes durante la sequía porque los bajos niveles de agua pueden favorecer temperaturas más cálidas que fomentan su crecimiento así que el agua superficial no tratada puede ser una amenaza para la salud. La exposición puede ocurrir a través de la ingestión accidental o intencional de agua, el contacto directo con las mucosas o la inhalación de contaminantes. Además, puede influir en los patrones de distribución e incidencia de ciertas enfermedades transmitidas por vectores, algunas enfermedades, como el Virus del Nilo Occidental transmitido por mosquitos, se reproducen en agua estancada.

Elaboración propia © JMJH

Impactos sobre la calidad del aire
La falta continuada de precipitaciones evita que se produzca el efecto lavado de la lluvia con lo cual el aire se carga de pólenes y de partículas contaminantes, que además, tienen un carácter más agresivo, aumentando considerablemente los episodios alérgicos y su intensidad. Estas patologías se manifiestan sobre todo en nariz y ojos, con estornudos de repetición, picor intenso, enrojecimiento ocular, párpados hinchados y congestión. También se pueden originar problemas de tipo asmático, que se acompañan de inflamación de los bronquios, dificultad para respirar, tos o sensación de presión en el pecho.

Las partículas de contaminantes suspendidas en el aire, como las emitidas por las calefacciones o el tráfico rodado, irritan los conductos bronquiales y los pulmones, con lo que se incrementan las enfermedades respiratorias crónicas y el riesgo de infecciones como la bronquitis, bronquiolitis y neumonías.

Elaboración propia © JMJH​

Lo mismo ocurre con los incendios forestales y con las tormentas de polvo, cuyo riesgo aumenta con la sequía, el humo y las partículas que contaminan el aire con materias tóxicas; si además, como ocurre a veces en nuestra tierra, la sequía se une a la aparición de calimas, se puede producir irritación en las mucosas, obstrucción nasal, picor en los ojos y tos, además de agravar los problemas respiratorios antes mencionados. Si la calima persiste durante varios días pueden producirse broncoespasmos, dolor torácico, asma, enfermedades cardiovasculares y en algunas personas puede provocar crisis de ansiedad.

Impacto en la piel
Pero el impacto de la falta de lluvia en la salud humana es generalizado, y afecta a otros muchos órganos, como es el caso de la piel. Con un buen estado de hidratación, la mayoría de los órganos reciben la cantidad que necesitan de agua y se hidratan, pero la piel está en contacto con el exterior, por lo que el agua que le llega se evapora, con mayor rapidez cuanto más seco es el clima y todos sus procesos se ralentizan y se regenera mucho más lentamente, por lo que las enfermedades dermatológicas se intensifican con la sequía, especialmente la dermatitis seborreica y la atópica. La piel tiene diversas funciones como la síntesis de vitamina D, que si no se hace adecuadamente puede provocar problemas en los huesos y en otros sistemas del organismo.

Elaboración propia © JMJH

La sequía puede limitar la temporada de crecimiento, crear condiciones que fomenten las enfermedades en ciertos cultivos y también puede afectar la salud del ganado criado para la alimentación. Además de mala calidad de los alimentos, con sus consecuencias para la salud humana, los bajos rendimientos de los cultivos y la disminución de ganado pueden provocar el aumento de los precios y escasez, lo que puede conducir a la desnutrición o, cuando menos, alimentación inadecuada en algunos colectivos.+

Como las sequías, al menos en nuestro entorno, suelen coincidir con épocas de altas temperaturas, vemos los efectos del calor sobre la salud humana, de los que ya dimos cuenta en el Eco del Parque número 22.

Y en nuestro clima, después de la calma viene la tempestad… Después de un periodo de sequía, el agua evaporada y no caída suele dar lugar a depresiones atmosféricas aisladas en niveles altos (DANA) que se produce por el choque de una masa de aire frío en altura con el aire caliente de la superficie produciendo chubascos y tormentas intensas cuyos daños también pueden alterar la salud humana.

Juan Manuel Jerez

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