Gente del Parque
AguaCarbo, una carrera con historia
Los corredores almerienses saben que tienen una cita cada año en la segunda quincena de agosto, para participar en lo que se ha convertido en un auténtico clásico de las carreras populares del verano: la carrera AguaCarbo.
Pero no solo almerienses. Desde hace 36 años, cuando tuvo lugar la primera edición, cada año son más los participantes que acuden desde distintos puntos, y muchos veraneantes habituales de la zona planifican su estancia teniendo en cuenta la fecha de celebración de la carrera. Una prueba que ha ido incorporando nuevos alicientes, como la participación de niños de 12 años, que corren los 5 km de la segunda mitad, y a la que acuden en torno a 1000 corredores.
El Ayuntamiento de Carboneras realiza un esfuerzo notable, movilizando recursos de empresas locales y organizando la labor de más de 40 voluntarios que colaboran activamente para garantizar el éxito de la carrera. Un éxito que se reanuda todos los años, y que, estamos seguros, va a repetirse una vez más en la próxima edición.
Foto: Detalle de la meta con el Ayuntamiento de Carboneras como telón de fondo © Ayuntamiento de Carboneras
Foto: Salida de los participantes en AguaCarbo 2021 desde Aguamarga en dirección a Carboneras © Ayuntamiento de Carboneras
Verano de 1988. Es nuestra segunda estancia familiar en Agua Amarga. Una tarde en la plaza observamos cierta agitación. Hay un puesto en el que algunos italianos -los mismos que vemos en la playa cada día, algunos de los cuales pasan su estancia instalados en tiendas de campaña en el cañaveral de la Rambla- reparten petos a modo de dorsales entre los críos que les rodean. Parece que hay una carrera en dos modalidades, una para mayores y otra para los peques, y uno de mis hijos, con cuatro años, de inmediato decide tomar parte. La espera de su llegada se me hace eterna, y cuando por fin alcanza la meta él se siente ganador, a pesar de que si mirara para atrás… ¡Cuántos niños que han pasado sus veranos en Agua Amarga y que esperaban ilusionados la Stramilano -que así se llama esta carrera, iniciada en 1980 por el promotor de la prueba del mismo nombre en Milán, Francesco Alzatti, durante su estancia veraniega en Agua Amarga, y se sigue celebrando durante las fiestas- formarán parte del plantel de corredores que se dan cita en agosto para recorrer los 10 km de la AguaCarbo..!
Agosto, diez años después. Estoy nerviosa en la plaza, he decidido inscribirme por primera vez. Esa primavera he corrido mi primer -y único, de momento- maratón, en Madrid. Claro que un maratón son palabras mayores, y por tanto los 10 km que me esperan no deberían producirme esta sensación de flojedad y de miedo a lo desconocido, ya he sabido lo que es sufrir. Pero no es así, el maratón ha sido una anécdota y mi “carrera” deportiva va a ser efímera, y ahí estoy, rodeada de 100, 200… no, no llegamos a 200, y ¿cuántas mujeres? Qué soledad, no conozco a nadie, mis zapatillas están desgastadas y no he traído equipo adecuado, no tenía previsto esto… se da la salida casi sin enterarme, y en cuanto la carretera empieza a inclinarse hacia arriba siento a mis espaldas el ruido del motor del coche escoba, que ya me acompañará todo el recorrido.
Agosto, 2019. Ese año ha sido mi última participación. Pertenezco a la categoría de veteranas, soy segunda y mando muy orgullosa la foto a mis nietos; el mayor, con 4 años, me ha animado en el último tramo en las dos últimas ediciones. En los veintiún años transcurridos la carrera ha cambiado mucho. Al número cada vez mayor de participantes se han incorporado muchas mujeres, y muchos inmigrantes también, no en vano los ganadores habituales son magrebíes; la organización se ha hecho más compleja, y, desde los puntos de avituallamiento intermedios, hasta la llegada a la Plaza del Castillo, el recorrido está acompañado por los voluntarios que te impulsan con su presencia alegre y animosa. La tecnología hace su labor, y muy pronto es posible conocer el tiempo realizado y tu posición en la carrera. Algo a lo que no había prestado mayor interés hasta que, en la edición de 2014, recibí una llamada de mi hijo anunciándome que había ganado en mi categoría, “claro que erais dos, pero el mérito no te lo quita nadie”.
Foto: Dos participantes cruzando la meta en Carboneras © Ayuntamiento de Carboneras
El amateurismo inicial ha devenido en un acontecimiento que reúne exigencia profesional y calor popular, y que se ha convertido en una referencia del verano en la costa de Níjar, donde son muchos los grupos de amigos que hacen una fiesta de su participación en la prueba.
Línea de salida, km 0. La plaza de Agua Amarga vibra, y los primeros 300 m el público nos hace el paseíllo, hasta que la carretera se empina, la masa compacta de corredores empieza a estirarse, y el silencio se impone, mientras piensas por qué te apuntaste, y subes como puedes la pendiente del 15% hasta el alto de La Chumbera, donde recuperas el aliento y vuelves a recibir el apoyo de los amigos.
Hasta el km 4, en la Playa de los Muertos, te empapas del paisaje que mezcla el azul limpio y definido de esa hora de la tarde con los ocres y rojizos salpicados por los verdes del esparto y los palmitos. Con cada golpe de zapatilla en el asfalto te inundas de paz.
Foto: Ganador local de AguaCarbo 2021, Antonio Hernández, cruzando la meta en Carboneras © Ayuntamiento de Carboneras
Foto: Cartel de la carrera infantil de 2019 © Ayuntamiento de Carboneras
En el abrupto descenso hasta la recta que marca la mitad de la carrera, frenas tus piernas y te refrescas con el agua milagrosa del avituallamiento. Es el tramo más duro, el mar a la derecha ya no te consuela del cemento y hormigón de la izquierda, los corredores nos animamos unos a otros, hasta que en el km 7 se inicia el Paseo Marítimo y empiezas a chocar palmas con chavales desconocidos, a sortear grupos de gente que te aplaude, a buscar a los amigos y familiares que te empujan por última vez, antes de correr ellos mismos para llegar a recibirte en la meta.
Mientras avanzas por la calle Sorbas no sientes las piernas, que se impulsan con el sonido que ya te invade de los Carros de Fuego. Has acabado, una vez más, y mientras te fundes en la fiesta de Carboneras no tienes duda de que de nuevo volverás a inscribirte, de que ha merecido la pena, de que la carrera es tuya, de que el verano empieza aquí.
María del Carmen Sanz Pardo