Agua Amarga Pueblo sin ley
Retorno a Agua Amarga. Hay levante y el viento sopla en ráfagas excitantes. Es agosto, segundo año de pandemia. Nueve meses sin ver desde la carretera el triángulo azul del mar atrapado en la bahía.
Anhelo reencontrarme con el rumor de las olas, las aguas cristalinas, el pueblo adormecido bajo Mesa Roldán, los trinos de tórtolas al alba…
Con esos sueños, nada podía prepararme para el paisaje que hallé: una Agua Amarga salvaje y caótica secuestrada por el “progreso” y el “vamos a hacer dinero deprisa”.
La playa, un anfiteatro romano, sólo faltan los leones. Coches que, en número imposible para un parking inexistente, taponan el paso. La plaza, un rincón de copas donde el alcohol se sazona con alguna que otra pelea al estilo Far West, que no se diga, ¡estamos en Almería¡
Peatones de perfil para evitar el bocinazo. Calles tomadas por mesas de restaurantes. Cargas y descargas a cualquier hora. Las ya escasas papeleras, que siempre hubo, inundadas. Contenedores de basura rebosando.
De la contaminación acústica, aglomeración de embarcaciones para entrar y salir de un pantalán imaginario, motos de agua o excursiones de piraguas que amenazan al nadador despistado, mejor no hablar. De esa paradisíaca “Agua Amarga de la realeza”, que describen algunos periódicos (Ideal/Almería/17/8/2021), ni rastro.
Foto: Coches en Agua Amarga © Plataforma en Defensa de Agua Amarga
Foto: Basura en Agua Amarga © Plataforma en Defensa de Agua Amarga
Agua Amarga Infinita
Contemplaba perpleja este panorama caótico, cuando recibí un wasap con una interesante encuesta que planteaba: ¿Cómo conseguir una Agua Amarga Infinita a la que todos quisiéramos retornar?
Para mi sorpresa resumía en cinco bloques (movilidad, restauración, servicios, urbanismo, mar) los principales temas que afectan al lugar.
Así mismo solicitaba propuestas para mejorar las infraestructuras existentes, muy limitadas para una población que, en verano, se quintuplica. Los resultados (ver recuadros) hablan por sí solos de lo lejos que está Agua Amarga de ser un lugar idílico.
Los autores del trabajo resultaron ser propietarios de segundas viviendas nostálgicos de la Agua Amarga de hace décadas, cuya belleza y tranquilidad desean recuperar.
Con toda amabilidad me facilitaron las conclusiones de su iniciativa y me confesaron: “Hemos llevado los resultados al Ayuntamiento, pero ni siquiera hemos obtenido acuse de recibo”.
Tanto ellos como la mayoría de vecinos y empresarios con los que hablé para recabar más propuestas, han preferido quedar en el anonimato. Me sorprendió que cuanto me contaban coincidiera con los resultados de la encuesta, salvo algunos puntos a añadir.
RESULTADO DE LA ENCUESTA
Contestaron 140 personas, 70% con vivienda propia
Así, la Plataforma para la Defensa de Agua Amarga espera desde hace tiempo del Ayuntamiento una renovación de contenedores orgánicos. Otros vecinos piden caminos peatonales entre playas que faciliten acceso a discapacitados o eliminación de balizadas que permitan tocar playa a embarcaciones más grandes.
A la pregunta clave ¿qué modelo de pueblo desean empresarios y vecinos? No hay acuerdo. Unos apuestan por un turismo de calidad amante de la naturaleza y el silencio, mientras otros optan por nuevos tiempos con avalanchas de turistas y dinero de temporada rápido.
Mientras escribo este artículo es octubre y la temporada alta ha pasado. Agua Amarga ha recuperado su pulso tranquilo. Es un privilegio estar aquí ahora, sólo espero que para el próximo verano el Ayuntamiento tenga soluciones para neutralizar a “los secuestradores” y encontrar una Agua Amarga apacible donde la noticia sea la armonía. Progreso no tiene por qué ser sinónimo de caos.
Gloria Garrido
Periodista, vecina de AA y secretaria de la Plataforma en Defensa de Agua Amarga