Debajo de la playa, las alcantarillas
El problema de las aguas residuales es crónico. Se anuncian inversiones millonarias. Esperemos que los planes se conviertan en realidades.
Hace años, en el 68 del siglo pasado, surgió un lema. Dicho grito fue pronunciado por unos jóvenes que querían desde la vieja Europa cambiar el mundo: Debajo de los adoquines está la playa. Ahora habría que añadir “y debajo de ésta las alcantarillas”.
Así, en nuestro cada vez más urbanizado Parque Natural aún permanecen las playas, y debajo de ellas como una amenaza están las aguas grises y las aguas negras que frecuentemente se desbordan. Se atascan las viejas conducciones y las aguas residuales corren por las ramblas y acaban en el mar.
Esto ha sucedido este año en la rambla de poniente de Agua Amarga y la historia se ha repetido frecuentemente en los distintos núcleos de población de la costa de Níjar, donde las construcciones han crecido exponencialmente y las infraestructuras públicas se han quedado obsoletas. Las roturas de los colectores son constantes y los atascos de los aliviadores, atestados de desperdicios, son notorios a simple vista. El problema es crónico. Níjar cuenta, según fuentes del propio Ayuntamiento, con 200 kilómetros de redes de alcantarillado y 16 bombeos de aguas residuales. La limpieza en teoría está organizada para que actúe sobre la totalidad de las redes, aunque parece evidente que existen puntos negros en los cuales la actuación debería ser más intensiva.
Foto: Rotura de un colector © AP
Pero este verano nos ha dado alguna buena noticia, el Ayuntamiento de Níjar ha anunciado y ha dado los primeros pasos para acometer obras en la red de colectores que dan servicio al municipio. El 1 de junio se aprobó por el Pleno de la Corporación el correspondiente contrato de emergencia con una dotación de 1,8 millones de euros que corresponde a la parte de las conexiones que afectan directamente a los núcleos urbanos, siendo competencia autonómica aquellos que unen estos centros de población con las depuradoras. El plan de actuación en su conjunto supone una inversión, según fuentes publicadas, de más de 20 millones.
No deja de ser paradójico que después de años con esta asignatura pendiente y vendida a bombo y platillo en los programas electorales, se apruebe como una obra de emergencia, como si el problema hubiera surgido accidentalmente y no por años de inactividad y pasividad. Eso sí, como el contrato es de emergencia se adjudica sin ningún tipo de concurrencia pública. ¿Para qué?, menos tramites, dicen algunos; menos control, podemos pensar otros.
Estos son los planes, veremos las realidades. Queda lo más difícil, que las obras proyectadas se lleven a término y sobre todo, y esto sí que va a resultar complicado, que las dos Administraciones se coordinen. Desde Amigos del Parque vamos a estar vigilantes.
Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar