Recomendaciones para disfrutar de las playas en el Parque Natural

“No mate más que el tiempo, no saque más que fotos, no deje más que huellas”

Muchos de quienes nos visitan ignoran que aquí no hay playas “de usar y tirar”, de ocio, fiesta y consumismo. Todas las playas del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar son parte de un espacio natural singular, frágil y protegido. En su disfrute hay que adoptar siempre una actitud sensata de respeto y protección del medio.

Hacer caso de todas las señalizaciones de regulación de tránsito, aparcamiento, seguridad, salud, posibles prohibiciones o normas de comportamiento. Deben leerse con atención todos los carteles y seguir sus indicaciones.

Aparcar únicamente en las áreas habilitadas para ello. Evitar especialmente las zonas de dominio público hidráulico (cauces de ramblas) y dominio público marítimo terrestre. No estacionar caravanas, autocaravanas, furgonetas camper y similares entre la puesta y la salida del sol; a esas horas deben ir a los lugares habilitados para ello.

Evitar en lo posible los desplazamientos en vehículos de motor. Usar el transporte público en los pocos sitios donde lo hay, bicicleta, caminar.

Acampar solamente en los campamentos de turismo, en áreas de acampada o en los lugares oficialmente habilitados para ello.

En el acceso a las playas no urbanas no abandonar nunca los caminos. La actual legislación prohíbe realizar acciones que atenten contra la configuración geológica frágil y contra la fauna y la flora de estos terrenos. Abstenerse especialmente de acceder a la duna rampante de Mónsul, y otras similares, cuyo deterioro progresivo se debe al continuo pisoteo de visitantes. Igualmente ocurre con los salientes de la duna oolítica de Los Escullos, pasto de todo el que quiere llevarse una curiosa fotografía; el riesgo no lo es solo para la roca, sino también para el atrevido visitante que puede sufrir un accidente con graves consecuencias.

Si se llevan mascotas deben ir siempre atadas, llevarlas sueltas puede ser muy dañino para la fauna y la flora autóctonas y molesto para las personas. En todo caso se recogerán sus excrementos y limpiarán la orina con agua y vinagre.

Foto: Playa de San José © Juan Manuel Jerez

No coger nada del entorno. Si se quieren recuerdos, lo mejor es hacer fotografías. Cada piedra, cada planta, cada concha tienen su función en la naturaleza y ninguna fuera de ella.

No dejar basuras ni en el suelo ni en el agua. Depositarlas en las papeleras y si no las hay, guardarlas hasta encontrar el contenedor “oficial” más cercano. Los amontonamientos de basura que se producen a la entrada de algunas playas no son puntos de recogida, es basura tirada donde no se debe y que esparcirán el viento y los animales por todo el entorno.

No poner música a gran volumen. Es tan bonito escuchar el sonido del mar.

No fumar. Disfrutar de un aire limpio y de la brisa del mar y, de camino, evitar que quienes estén cerca aspiren un humo perjudicial. Pero si se fuma, guardar las colillas hasta llevarlas al contenedor más cercano. Éstas representan otra plaga de playas y mares.

Respetar las banderas de señalización: Verde, baño libre por ausencia de peligro y la presencia de personal de socorro. Amarillo, bañarse con precaución por las condiciones del mar o por la inexistencia de socorristas para prestar asistencia en caso de accidente. Es recomendable adentrarse en el agua solamente hasta donde se da pie. Roja, prohibición de bañarse. Seguir siempre las indicaciones de los socorristas y de los informadores de las playas si los hubiera.

Llevar calzado en las duchas y en las pasarelas para prevenir infecciones cutáneas.

Protegerse contra el exceso de sol con sombrillas, sombrero, camiseta y evitando las horas centrales del día. Utilizar con mesura las cremas con filtros solares, éstos también contaminan el mar. Proteger la vista con gafas de sol homologadas y provistas de filtro ultravioleta y polarizador.

No perder de vista a los niños ni un momento.

No entrar súbitamente en el agua, sobre todo después de haber estado mucho tiempo al sol y tras una comida copiosa. Entrar despacio y bajar poco a poco la temperatura corporal refrescando primero piernas, brazos, axilas y cuello.

Informarse sobre las posibles corrientes de resaca, la principal causa de ahogamientos en nuestro medio. Se reconocen por aparecer entre las olas una zona de agua en calma sin espuma. En caso de ser arrastrado, no nadar hacia la orilla, desplazarse en paralelo a la playa en dirección hacia donde las olas estén más cercanas hasta salir de la corriente y una vez fuera de ella nadar directamente hacia la orilla. Si no se logra escapar, hay que mantenerse a flote, gritar y agitar los brazos para pedir auxilio. Si hay cerca boyas, agarrarse a ellas y pedir socorro.

Tirarse de cabeza. No lanzarse al agua desde alturas, menos aún si no se conoce la zona. Siempre es peligroso, aunque se conozca el fondo, porque el impacto con la superficie del agua puede producir lesiones en vísceras, extremidades, cabeza y, sobre todo, en columna vertebral que pueden ser causa de parálisis y ahogamiento, tetraplejias y hemiplejias. Si se han de tirar, es mejor hacerlo de pie y si se hace de cabeza, saltar con los brazos extendidos protegiendo cabeza y cuello.

Salir inmediatamente del agua si se advierte algún síntoma como escalofríos, fatiga, dolor de cabeza o en la nuca, picores, mareos, vértigos o calambres. Un desvanecimiento, por breve que sea, puede producir ahogamiento.

En caso de emergencia o situación que haga pensar en ella, avisar a los servicios de vigilancia y salvamento, si los hay. Recordar que el número de teléfono de emergencias, único, gratuito y de mayor cobertura es 112. Explicar, de forma pausada lo que ha sucedido, el lugar exacto del accidente, datos que puedan ayudar a localizarlo y dificultades de acceso, número de accidentados y su estado, si se conoce.

Amigos del Parque

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