Viaje literario por el Parque
Visita al Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar en 1993 de la escritora salmantina Carmen Martín Gaite (1925-2000)
Durante la década del noventa, Carmen, Carmiña, Calila, se encuentra en su tercera y última etapa productiva. Había recibido galardones importantes, como el premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988, compartido con el poeta José Ángel Valente.
El 28 de abril de 1993 llega a Almería y aquí visita a Emma Martinell Gifre, profesora y estudiosa de su obra, quien ese mismo año coordina y edita un volumen de estudios sobre la obra de Carmen. Luego se instala sola durante el puente de mayo en San José y es desde aquí cuando envía una tarjeta postal a su amigo Antonio Bolós Márquez con las letras siguientes.
Hotel de San José
Parque Natural del Cabo de Gata
2 de mayo de 1993
Querido Tóñez:
Estoy en este hotel, cerca del Cabo de Gata, desde hace dos días. Sólo tiene ocho habitaciones y el pueblecito en que se ubica no recibe periódicos más que sábados y domingos. Tengo una playa desierta nada más bajar unas escaleras y un cuarto con dos ventanas al mar y una mesa grande. Me las prometo muy felices con esta cura de reposo, sosiego y lectura. Supongo que algo fructificará. Pero aunque sólo fuera tomar el sol y dar paseítos, creo que me lo tengo merecido, por lo mucho que llevo currando de un año a esta parte.
Creo que recibirías Agua pasada. Hoy te envío ese artículo donde saco la cara por la literatura.
Y un beso con mis mejores deseos.
Cuídate.
Calila
Foto: San José © Juan Manuel Jérez Hernández
En sus misivas Carmen cuenta lo que hace, describe sus estados de ánimo, informa de proyectos literarios, expresa con sinceridad los sentimientos que le unen a los destinatarios infundiéndoles ánimo ante las adversidades.
En el volumen VII de sus Obras Completas (Cuadernos y cartas), 2019, encontramos este documento de la visita de Carmen, quizás aconsejada por sus amigos Valente, Goytisolo y José Guirao, quienes en 1987 contribuyeron en la declaración de Parque Natural. Por fin Carmen ha encontrado un hueco en su apretada agenda para tomarse unas mini vacaciones lejos de Madrid. Carmen desconocía esta zona del Levante almeriense, que a partir del 92 (con la Expo de Sevilla) se convierte en un lugar codiciado para el turismo.
Efectivamente, cuando informa a su amigo Tóñez de su inminente visita a Almería, en carta de fecha anterior (26 de abril de 1993), confunde los nombres.
Dice expresamente: “Pasado mañana salgo para Almería, donde pasaré unos días con Emma Martinell y luego sola en un hotel que se llama San José y está en el Cabo de Gata, a ver si pongo en orden mis papeles y mis ideas.” La carta finaliza con la siguiente promesa: “Te pondré una postalita desde el sur. Be careful and wise”.
Que sepamos nunca existió un hotel llamado “San José” en el Cabo de Gata. Confunde el nombre del Parque con el pueblo más conocido de la zona. Este equívoco se le disipa en cuanto accede a San José y descubre que sólo llegan periódicos los fines de semana y así queda explícito en la tarjeta postal que hemos transcrito arriba. El membrete también lo declara: “Hotel de San José / Parque Natural del Cabo de Gata”. Una preposición lo cambia todo, no es lo mismo “Hotel San José”/ “Hotel de San José”, más precisa hubiera sido la preposición “en”.
Todavía San José permitía en el mes de mayo un descanso apacible y el goce del cuerpo libre con el mar azul, sin testigos, y de esto da cuenta la novelista: «playa desierta».
Por otro lado destacan los dos diminutivos afectivos: pueblecito y paseítos, que colman de placer a su cuerpo fatigado del intenso trabajo “de un año a esta parte”. Así lo señala en la mitad del texto: “Me las prometo muy felices con esta cura de reposo, sosiego y lectura”.
Foto: San José © JMJH
No sabemos en qué escritura estaba inmersa, pues ya había publicado Nubosidad variable y Agua pasada, se había ocupado de impartir conferencias sobre Elena Fortún y colaboraciones en guiones para la televisión. Podemos asegurar que la década del noventa supuso el reconocimiento internacional y la fase de mayor producción de la escritora.
Lo importante es que encuentra en el Parque Natural y en San José la paz que tanto necesita en una soledad elegida. Todo le agrada y le invita a disfrutar: la habitación con dos ventanas con vistas al mar, la mesa grande, el hecho de que el hotel albergue a pocos usuarios (tiene ocho habitaciones), la cercanía del mar “nada más bajar unas escaleras”, y sobre todo esa concesiva: “aunque sólo fuera tomar el sol y dar paseítos”, proporcionan la suficiente dicha para sentirse satisfecha.
No pierde de vista sus intereses literarios y le recuerda a Antonio (Tóñez) la publicación en la editorial Anagrama de su último libro editado en este mismo año Agua pasada, compuesto por artículos, prólogos, discursos, es decir, la faceta crítica y ensayística tan importante en su obra como su faceta de novelista. Recordemos el premio Nacional de las Letras en 1978 por la novela El cuarto de atrás, actualmente lectura recomendada para el alumnado de 2º de bachillerato; el insospechado éxito de ventas en la feria del libro de Madrid en 1992 de Nubosidad variable o entre las novelas últimas Lo raro es vivir, La Reina de las Nieves, Irse de casa. Es muy posible que la estancia se prolongase un par de días más, pues las fiestas madrileñas de San Isidro de ese año se celebraron entre el 7 y el 16 de mayo, para cuyos eventos Carmen sería requerida.
Nos complace rescatar este documento por la breve e intensa recreación de Calila en esta instantánea emotiva que ocupa un lugar pionero en la memoria artística del Parque Natural del Cabo de Gata, que todavía no incorporaba el membrete “Níjar” y servía de seducción por su desconocimiento y atractivo mágico al evocar el solo nombre de Parque Natural del Cabo de Gata y el pueblecito de San José.
Miguel Galindo
Colaborador del equipo de redacción del Eco del Parque