Vida natural
El coronavirus sigue aquí dispuesto a propagarse
La pandemia nos cayó encima como una maldición. Colapsó hospitales, cerró empresas, arruinó negocios, dejó a muchos sin trabajo, empobreció a muchos y enriqueció más a los más ricos. Es como una guerra perfecta, que mata seres vivos sin apenas causar daños materiales, nos ha tenido encerrados en nuestras viviendas y mermados en muchos derechos. Una guerra en la que todos estamos en el bando perdedor y cuyos soldados son los sanitarios.
Nos infectó un ser microscópico que solo puede replicarse dentro de células de otro organismo. Es el coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave o SARS-CoV-2 (acrónimo del inglés severe acute respiratory syndrome coronavirus 2), que provoca la enfermedad denominada COVID-19 (acrónimo del inglés coronavirus disease 2019, enfermedad por coronavirus 2019), que se manifiesta por mal estado general, fiebre, tos persistente y sensación de falta de aire; puede haber cansancio, congestión nasal, conjuntivitis, pérdida del gusto y el olfato, erupciones cutáneas y deja secuelas de tromboembolismo. Parece que procede de los animales, aunque hay quien afirma que se debe a nuestro desprecio a la Naturaleza, existen teorías de conspiración, incluso hay quien niega su existencia.
Foto: Lo vamos a conseguir… © Raúl López
Es altamente contagioso, no tiene tratamiento, no hay vacuna, ni se puede confiar en la inmunidad de grupo, pues la seroprevalencia de la población española es muy escasa, así que no queda más remedio que cuidar la prevención, evitar los máximos contagios posibles, hasta que el virus haga crisis o se descubra un tratamiento.
La infección COVID-19 es muy peligrosa para las personas con el sistema inmune debilitado y con ciertas enfermedades crónicas subyacentes como diabetes, hipertensión, etc.
El virus se transmite a través de las mucosas por las pequeñas gotitas de secreciones respiratorias que se expulsan al toser, estornudar, hablar o cantar. Estas partículas pueden permanecer hasta 30 minutos en el aire en suspensión y alcanzan hasta los dos metros de distancia, lo cual les permite ingresar en las vías respiratorias de las personas del entorno y contaminar superficies donde pueden permanecer durante horas en función del tipo de material, que, al tocarlas y luego llevar las manos a la boca, la nariz o los ojos pueden penetrar en las vías respiratorias. Lo pueden transmitir pacientes antes de presentar síntomas, es decir, desconociendo ellos mismos que son portadores.
A los virus no se les mata con antibióticos o bactericidas, hay que lograr desintegrar sus moléculas de proteína y romper la cadena de propagación, replicación y mutación, lo cual se puede producir si no encuentra el medio adecuado para proliferar; el tiempo de desintegración depende de la temperatura, la humedad y del tipo de material donde se deposita. Se conserva muy estable en ambientes cerrados, fríos, húmedos y oscuros. Está recubierto por una capa de grasa que lo protege, cualquier agente capaz de disolver esa grasa logrará que la molécula de proteína del virus se disperse y desintegre.
Foto: Aeroevacuación de un paciente con Covid © Alfredo Serrano
Almería, baja tasa de sanitarios por habitante
Almería es una de las provincias españolas con menos contagios. En nuestro Parque tuvimos la suerte de que la fase aguda de la enfermedad llegara en temporada baja, con casi todos los establecimientos cerrados y mínima densidad de población, a pesar de las visitas furtivas e insolidarias de desplazados de otras comunidades con mayor incidencia. Un 2,5% de la población almeriense tiene anticuerpos de SARS-CoV-2, muy por debajo de la mitad de la nacional y muy lejos, por tanto, de conseguir la inmunidad de grupo que podría frenar una segunda oleada, lo que hace imprescindible extremar las medidas de prevención en esta época veraniega cuando la población se incrementa exponencialmente y procedente de lugares con más infección.
El levantamiento del estado de alarma, más por razones políticas y económicas que sanitarias, no es sinónimo de victoria contra el coronavirus, pues no hay evidencia científica de que haya perdido fuerza. El virus sigue aquí dispuesto a propagarse. Si la gente empieza a ir a su aire, sin medidas, sin precauciones y pasando de todo, la segunda oleada será peor.
Foto: Jóvenes en la playa sin tomar precauciones © JMJH
Lo malo es que los hospitales están volviendo a los recortes, a los despidos, a los cierres de plantas. Solo 14 de las 50 provincias españoles cuentan en las UCI con suficientes camas para afrontar un posible repunte. Almería no está entre ellas y, además, según la Marea Blanca, tenemos la tasa más baja de sanitarios por habitante de Andalucía. Puede que en los nuevos brotes no tengamos tanta suerte, podrán ser peores pues nos cogerán con los centros sanitarios bajo mínimos y los profesionales agotados, quemados, enfermos y desanimados. No habrá sitio para todos los graves y habrá que decidir a quién dejar sin tratamiento.
Por eso, hay que observar muy estrictamente las medidas de prevención, sin obsesionarse, sin amargarse la vida. Las autoridades sanitarias las basan en tres pilares fundamentales:
Foto: Protección personal © Roberto Carlos Estévez
Foto: Enfermera © Beatriz Arrabal
Higiene y lavado frecuente de manos y de utensilios
Llevar guantes no es buena idea; el virus se puede acumular en el guante y se puede transmitir fácilmente a todo lo que se toca, incluso la propia cara.
El lavado de manos es lo más eficaz, el jabón normal es el mejor remedio contra el virus, hay que frotar entre 40 y 60 segundos, procurando hacer cuanta más espuma mejor. El alcohol también disuelve la grasa. Las soluciones hidroalcohólicas tienen la ventaja que no necesitan enjuagado ni secado y, por lo tanto, pueden utilizarse en cualquier lugar, pero para que desinfecten deben tener un mínimo del 60% de alcohol. Hay que acostumbrarse a no llevar anillos, pulseras y otros abalorios en los que pueda camuflarse el coronavirus.
El hipoclorito sódico (lejía), en una concentración de sustancia activa del 0,1%, durante un minuto es útil para desinfectar objetos y superficies, también el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) en una concentración del 3%, pero no para las manos, pues afectan a la piel.
Fuera de casa, procurar no tocar superficies y si se hace, lavarse las manos cuanto antes y no tocarse la boca, la nariz y los ojos. Al entrar en casa es conveniente, sin obsesionarse, limpiar las suelas de los zapatos con solución de lejía y agua, así como los objetos que se traigan del exterior y los personales que se hayan utilizado: teléfono, llavero, etc.
Toser tapándose la boca y la nariz con el pliegue del codo o con un pañuelo desechable. Airear con frecuencia los espacios cerrados.
Distancia de seguridad
La distancia de dos metros está indicada para cuando las personas se encuentran quietas y respirando normalmente, pero debe ser mayor cuando las gotitas se lanzan con más fuerza como al estornudar, en respiración forzada, en la estela de las personas que andan, corren o montan en bicicleta y transportadas en el humo que expulsan los fumadores. La recomendación general sería no ir nunca por detrás de una persona que camina o corre, pero si no se puede evitar hay que mantenerse a cinco metros del que va andando y corriendo a 10 metros. También es útil que nos acostumbremos a caminar siempre por el lado derecho de las vías.
Foto: Asistencia prehospitalaria a un paciente con coronavirus © Sergio Navarro
Utilización de mascarillas
El uso de mascarillas debe convertirse en un hábito, también hay que protegerse los ojos con gafas, que se lavarán y desinfectarán al llegar a casa. Las pantallas faciales no sustituyen a las mascarillas, las complementan.
Las autoridades sanitarias aconsejan el uso de mascarillas higiénicas y quirúrgicas para el conjunto de la población, y las autofiltrantes FFP2, FFP3, N95,para los profesionales sanitarios, las personas inmunodeprimidas y por indicación clínica. Pero hay que tener en cuenta que las mascarillas quirúrgicas y las higiénicas solo filtran de dentro a fuera; evitan que quien las lleva extiendan la posible infección, pero no lo protegen a él, lo cual estaría muy bien si todo el mundo las usara, pero como hay excepciones en la obligación y existen muchos insolidarios que no se las ponen, parece más seguro usar las autofiltrantes. Luego están las que tienen válvula de exhalación, que permiten que salga el aire de las vías respiratorias sin filtrar, con toda la carga viral que pueda contener; solo protegen a quienes las llevan, pero no a los demás, por tanto, hay que alejarse de esas personas.
Las mascarillas deben cubrir desde la barbilla hasta por encina de la nariz, siempre, sin excepciones. Las quirúrgicas hay que colocarlas siempre con el lado blanco hacia dentro. En ningún caso las caras de las mascarillas deben invertirse. Hay que lavarse las manos antes y después de ponérselas, no tocarlas por la parte exterior, siempre por los cordones de sujeción. No se debe colocar, ni por un momento en el cuello o en la frente porque eso sería ir restregando por la cara el posible virus y otros contaminantes que pudiera llevar y se ha de quitar para beber o comer desprendiéndola desde un asa como si se abriera una puerta y guardarla en un sobre de papel, pues las bolsas de plástico mantendrían la humedad, cultivo para los gérmenes.
Foto: Cala del Plomo © OM
Foto: Cala del Plomo © OM
COVID y tabaco
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica estima que el tabaco puede aumentar un 240% el riesgo de padecer una forma grave de la enfermedad, además, el movimiento repetitivo de dedos-boca-nariz del fumador facilita el contagio. Ahora es un buen momento para abandonar el hábito tabáquico y recordar que el uso de cigarrillos electrónicos tiene efectos negativos similares. Es muy recomendable mantener todos los ambientes, tanto cerrados como al aire libre, 100% libres de humo de tabaco. En las terrazas, aunque estén al aire libre, se debería haber prohibido fumar, pues el humo exhalado por los fumadores puede extender las gotitas con virus más allá de los dos metros, Ya que las autoridades han pasado por alto esto, es aconsejable no frecuentar las terrazas donde no está prohibido fumar y alejarse siempre de los fumadores.
También hubiera sido buena ocasión para declarar playas sin humo, pues se produce el mismo mecanismo de transmisión del virus a través del humo, con el agravante de que las colillas con saliva y carga viral pueden tocarlas los niños y luego llevarse las manos a la cara. Otro tema que “han olvidado” tanto la Junta de Andalucía, que es la responsable de la Red Andaluza de Servicios Sanitarios y Espacios sin Humo, como los ayuntamientos que son los que pueden adherirse a esta iniciativa.
La llamada “nueva normalidad” nos obliga a ir cambiando algunas formas de comportarnos, como prescindir de saludos efusivos, no acudir a actividades multitudinarias, no frecuentar lugares cerrados, disminuir los desplazamientos, ser menos consumistas y vivir más sencillamente. No lo neguemos ni tengamos pánico, aprendamos a ser felices y vivir con este hecho. Por nuestra salud y la de los nuestros y por respeto a quienes por cuidarnos han muerto o se han contagiado y lo seguirán haciendo.
Aprovechemos lo aprendido en el confinamiento; a vivir con los nuestros, a disfrutar de nuestra casa, a escuchar el silencio y a sentir la libertad de la Naturaleza que renació con la pandemia, invadiendo nuestro hábitat, que antes había sido suyo. Tenemos que ser menos agresivos con el medio ambiente, pensar que no se puede basar todo el tejido productivo en el ocio y el turismo y recordar que el mejor remedio contra las pandemias es una sanidad pública gratuita, universal y de calidad.
Juan Manuel Jerez
Secretario de la Asociación Amigos del Parque