La causa más frecuente de ahogamientos son las corrientes de resaca
Es importante utilizar el sentido común para realizar cualquier actividad en el mar, teniendo en cuenta no solo las capacidades de uno mismo, sino también las de aquellas personas que ponen en riesgo su propia vida para salvar a los demás. No hay que olvidar que siempre es mejor estar en tierra queriendo estar en la mar que estar en la mar queriendo estar en tierra.
Las principales causas de muerte por ahogamiento giran alrededor de la falta de conocimientos, el exceso de confianza y las imprudencias. Influyen en estos accidentes cambios bruscos de temperatura, enfermedades, edad, pero las dos causas más frecuentes son tirarse desde las rocas y, sobre todo, las corrientes de resaca.
Rocas peligrosas en Los Escullos © JMJH
Carteles de señalización en Cala Toro © JMJH
Las corrientes de resaca o de retorno, ocurren en algunos lugares con viento de levante. Son corrientes fuertes, localizadas y más bien estrechas, perpendiculares a la línea de la costa que se alejan de la orilla. En algunos casos, pueden ser identificadas desde tierra, más fácilmente desde un punto alto, pudiéndose ver zonas de rompiente intercaladas con otras en donde no hay olas. Si dentro del mar hay algunos objetos sueltos como ramas o basura, puede identificarse la corriente porque éstos se alejan de la costa.
Aparentemente será una zona tranquila y podría ser elegida para bañarse, ese es el error. La corriente no sumerge a los bañistas, los aleja de la playa, el peligro no es el ser arrastrado mar adentro, sino que muchos bañistas tratan de nadar contra la corriente, agotándose y hundiéndose.
Corrientes de resaca: zonas de rompiente intercaladas con otras en donde no hay olas. San José © JMJH
Consejos para evitar ahogamientos
1.- Informarse sobre la costa y la predicción del tiempo en la zona, eligiendo las playas en función de la información obtenida. En las playas no urbanas no hay vigilancia y solo en algunas hay avisos sobre el estado del mar. En ellas se deben extremar las precauciones.
2.- No bañase sólo, es conveniente que alguien conocido quede en la orilla para pedir socorro en caso necesario.
Carteles informativos en las playas no urbanas © JMJH
3.- En caso de ser arrastrado por la corriente de resaca, procurar mantener la calma y no nadar hacia la orilla, dejarse llevar y desplazarse en paralelo a la playa en dirección hacia donde las olas estén más cercanas hasta salir de la corriente y una vez fuera de ella, entonces sí, nadar directamente hacia la orilla. Si no se logra escapar hay que mantenerse a flote, gritar y agitar los brazos para pedir auxilio, probablemente la propia corriente le llevará a donde acaba, pues no suelen tener mucha longitud. Si hay cerca boyas, agarrarse a ellas y pedir socorro.
Cadena de supervivencia del ahogamiento © JMJH
4.- No entrar súbitamente en el agua después de haber estado mucho rato al sol. Entrar despacio y bajar poco a poco la temperatura corporal refrescando primero piernas, brazos, axilas y cuello, permanecer algún tiempo donde el agua no cubre.
5.- No tirarse desde altura en lugares de fondo desconocido. No obstante, aunque se conozca el fondo es peligroso tirarse porque el impacto contra el agua puede producir lesiones en vísceras, extremidades y, sobre todo en columna vertebral por torsión y flexo-extensión. Es mejor tirarse de pie y si se hace de cabeza, saltar con los brazos extendidos protegiendo cabeza y cuello.
6.- No bañarse cuando se haya comido en abundancia, esté muy fatigado, no se encuentre bien o está bajo los efectos de alcohol o drogas.
7.- No perder de vista a los niños ni un momento.
8.- Salir inmediatamente del agua si se advierte algún síntoma como escalofríos, fatiga, dolor de cabeza o en la nuca, picores, mareos, vértigos o calambres. Un desvanecimiento, por breve que sea, puede producir ahogamiento.
Actuación en un ahogamiento en pandemia © JMJH
9.- No hay que arriesgarse intentando salvar a alguien con problemas en el agua si no se tiene la absoluta seguridad de que se puede hacer perfectamente y sin riesgo o no se disponen de los recursos adecuados. Avisar a los socorristas si están a la vista o llamar al 112 teniendo muy claro la información que hay que dar sobre el accidente y su ubicación; seguir sus instrucciones. Si se decide ayudar, arrojarle una cuerda, o extender un palo para que se agarre; si no es posible, lanzarle algo que flote para que se sujete en espera del socorro profesional, para eso en algunas playas hay instalados salvavidas con cuerdas.
JUAN MANUEL JEREZ HERNÁNDEZ
Secretario de la Asociación Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar