Nada más entrar en Agua Amarga surge una pregunta ¿quién controla el aparcamiento? La contestación debe ser rotunda, nadie.
Los coches aparcan en cualquier sitio, debajo de una señal de prohibido, en los cruces impidiendo la circulación incluso de las ambulancias, bloqueando las calles, dificultando el acceso a las viviendas, en las ramblas junto al cartel de “peligro de inundaciones”, aplastando a los camaleones… Las caravanas acampan junto a las basuras en condiciones higiénicamente lamentables….
Una muestra que casi roza el chiste es que junto al gálibo que se instaló para impedir la acampada en la rambla (aplausos a la iniciativa) hay dos cadenas, una de ellas está arrancada y tirada en el suelo y los vehículos acceden alegremente a la rambla.
Vehículos aparcados en la rambla de Agua Amarga.
Las fotos, más propias del viejo libro Celtiberia Show escrito por Luis Carandell en el siglo pasado, ilustran esta penosa situación de descontrol, que en principio pudiera inducir a la risa pero que en el fondo es una muestra del incivismo de algunos y la desidia de otros, nuestros munícipes.
Y qué decir del aparcamiento en los arcenes de la carretera de Carboneras, en los alrededores de la Playa de los Muertos. Por cierto, a la vista de la Policía Local y la Guardia Civil.
El Código de la Circulación existe y la normativa municipal también. Aplíquense.