Pese a la pandemia, o quizás por su culpa, en San José, julio y agosto han sido meses de turismo masivo que ha desbordado todos los servicios para gozo de quienes pretenden vivir todo el año trabajando tres meses, pero muy perjudicial para la imagen que se vende de esta zona de tranquilidad y turismo sostenible, término cuyo significado no está muy claro, porque si lo que se pretende es sostener este ritmo, mal pronóstico le espera al Parque.

La playa ha estado a tope, sombrilla junto a sombrilla, durante muchas horas al día en la que nadie ha paseado con mascarilla ni se ha guardado distancia alguna así en el agua como en la arena. Nunca se sabrá el número de contagiados ni, probablemente, el de coches que atestaron la rambla aguardando a la DANA y ocupando cualquier espacio disponible, permitido o no.

Vista de la playa de San José. Foto: © JMJH
Coches aparcados en la rambla de San José. Foto: © JMJH
Vehículos aparcados sobre la acera. Foto: © JMJH

Colas a la puerta de restaurantes como si de la época del racionamiento se tratase.

A pesar del incremento de personal de limpieza en las calles más céntricas, han sido muchos más los ensuciadores y se ha notado. Además, muchos se hacían acompañar de sus perros, con toda clase de libertades y no todos con ganas de recoger desechos, que, junto a los ailurófilos locales, hicieron que heces y orines rivalizaran con las mascarillas en eso de decorar los suelos. El aparente aumento de contenedores no ha impedido que a veces la basura los desborde.

Colas de gente para entrar en restaurante. Foto: © JMJH
Excrementos en la acera. Foto: © JMJH
Contenedor de basura desbordado. Foto: © JMJH

La voracidad constructiva ya no se conforma con trepar montes arriba con vocación de hacerlos desaparecer, sino que le infringen graves laceraciones trocando fauna y flora por cemento y hormigón en forma de apartamentos a precio de palacios. Y aún deben escasear los alojamientos pues fueron numerosas las pernoctas en lugares no autorizados a bordo no ya de autocaravanas y “campers” sino en cualquier vehículo donde quepa alguien y hasta colgados de los árboles.

Desmonte importante de terreno natural en San José para construir apartamentos. Foto: © JMJH
Desmonte importante de terreno natural en San José para construir apartamentos. Foto: © JMJH
Autocaravanas que pasan la noche en San José. Foto: © JMJH
Vehículo acampado en San José. Foto: © JMJH
Furgoneta en San José adaptada para acampar. Foto: © JMJH
Hamaca entre dos árboles en San José. Foto: © JMJH
Autocaravanas que pasan la noche en San José. Foto: © JMJH
Vehículo acampado en San José. Foto: © JMJH
Furgoneta en San José adaptada para acampar. Foto: © JMJH
Hamaca entre dos árboles en San José. Foto: © JMJH

El desbarajuste puede deberse al efecto de la botella de champán, que tan cerrada ha estado que se destapa con estruendo y la gente, tras las restricciones por la pandemia, ha querido usufructuar al máximo la libertad. Pero no nos engañemos, la masificación en este parque ha venido incrementándose hace tiempo. Antes de que estallara la pandemia llegó el «virus de la fuerte publicidad» vendiendo el parque en televisión, ferias de muestras, redes sociales… como un lugar paradisiaco con capacidad ilimitada. Estas son las consecuencias.

 

Bañistas en la playa de San José. Foto: © JMJH
Basura tras un botellón en San José. Foto: © JMJH

Es un error seguir con este modelo de turismo, por la esencia misma del Parque, porque es imposible que nuestro tipo de playas pueda funcionar si están masificadas y porque se está entrando a competir con otras zonas que por sus infraestructuras o por su tamaño siempre lo van a superar. Hay que mantener cosas únicas, peculiares, irrepetibles y eso lo perdemos masificándolo y vulgarizándolo.

Hay que establecer mejores regulaciones y quien tenga que venir que sepa que viene a un Parque Natural donde hay una serie de limitaciones que deben respetarse.

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